*
Veo
tu autoestima cayendo por la niebla,
tu mundo de metal
que se diluye entre la lluvia,
tu tristeza de bruma
aterrizando en suelos congelados,
tu reloj subterráneo
en un caleidoscopio de mujeres,
tus lágrimas de acero
derretir la armadura de tu pánico.
Miro
el tiempo entre los sauces
y un verbo subjuntivo
que hace meses desterró toda esperanza.
Alzo
mis dedos de relámpagos,
látigos de belleza,
y te rozo,
casi imperceptible,
para que no te mueras
por la condenación en el marasmo.
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
que triste...
pero sugerente.
Un abrazo
Gracias...
Un abrazo
Publicar un comentario