*
A Mario Martínez
A veces la belleza de la vida
parece sólo un sueño de cristal,
se oculta sin descanso en lo abisal
y pasa todo el tiempo adormecida.
A veces nos parece que la muerte
nos amenaza siempre con su espada
y nos lleva por sendas de la nada
donde el azar se esconde con la suerte.
En mitad de una cumbre ensimismada
encontramos las luces de la noche
que nos llena las horas con su broche
y nos ofrece mundos sin parada.
La existencia es sirena ya varada
en las aguas del mar tras el naufragio
que adivina en la sombra su presagio.
En pretiles del muelle hay un sonido
que se asemeja a un gato muy querido
y nos ofrece música sin plagio.
Ana Muela Sopeña
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