*
Tu casa parecía de película
y mis labios buscaban nuestro sueño
rodando por moquetas de otro siglo.
Mi rostro seducido por la máscara
se ocultaba en sofás libres de hielo.
Y mi piel re retaba a ser de agua
mientras las luces iban y venían
por un acantilado de suspiros.
El vientre más lascivo nos cubrió
abriendo las ventanas
de la ciudad dormida en la penumbra.
Nuestras manos buscaron
los códigos antiguos del deseo.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Recuperar el sentido, tal vez... Un abrazo.
Esos códigos eternos que a veces se esconden en profundidades difíciles de acceder.
Abrazos Ana
Fina
Darío, gracias por venir...
Un beso
Ana
Gracias, Fina, por tus palabras...
Un beso
Ana
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