jueves, 31 de julio de 2014

ADÁN

*
En hombres vacíos
habita la luz
que un día se perdió
por un acantilado de serpientes.

Dulce sombra con números
y matrices ocultas de tristeza.

En hombres sin alma
reside algún espíritu de amor,
escondido en arrabales
con dagas y con nombres
de pactos no cumplidos.

En hombres sin rostro
se adivina el sentido de la nada.

Por ello
es necesario ser muy íntegro
y soltar sobre el cuerpo del mundo
la comprensión amada sin la furia.

En hombres desnudos
la lágrima de infancia
esperando la cruel incisión
de los dedos de hierro
para salir de grutas con barrotes.

En hombres sin máscaras
la palabra que trae
el agua sanadora de Adán Kadmon.


Ana Muela Sopeña

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