*
Te fuiste en la quietud,
en el sigilo
de la noche silente.
No pude vislumbrar
que yo ya sólo era tu refugio.
Sin avisar marchaste
y abandonada estuve en una isla
mientras tú argumentabas mil excusas.
Ahora sólo queda
mirar aquellos días
de luz y de cafés de aquel verano.
Ana Muela Sopeña
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