jueves, 30 de octubre de 2014


VIAJE HACIA LA NADA

*
I
MANDRÁGORA

La mandrágora oculta mi destino,
la invisibilidad
del aire que se adhiere a mi piel híbrida.
Bebo de la niebla y de la noche
en los juegos que pactan con la aurora.
Me resisto a perder
la memoria absoluta del amor
que planeó una época
por nuestros cuerpos ávidos de sombra.

II
AULAGA

La visión de la tierra me subyuga
con aulagas que buscan un futuro
donde el hielo derrita su dureza
y el calor de tus párpados
vislumbre la belleza de estar vivos.
Bebo el néctar antiguo
del castaño más dulce
y las aulagas
y salgo de las grutas
para soñar con águilas de sol.

III
ACEBO

Mi corazón furioso
asciende por las cumbres del deseo
y toma de la copa
los códigos numéricos del gozo
y acebos consagrados a la herida.
Amo el licor antiguo de tus besos
pero debo partir
a la desnudez más infinita
donde la soledad es lo real.

IV
SAUCE

Quisiera que la luna negra y fría
me entregara en sus brazos
la savia de los sauces.
Quisiera ser la diosa del placer
y danzar con el alba.
Amo el suspiro cálido
de los astros que mueven mi destino.
Me intereso por todo lo creado,
aunque tú ya no estés.

V
ALERCE

El viento del alerce
columpia mi corazón,
me balancea en las barras de la luna
y guarda en su memoria
mi cuerpo agasajado por tus labios.

VI
NOGAL

La ruptura es el llanto de mi alma
pero también umbral
de nuevos horizontes sin tu pánico.

VII
ESTRELLA DE BELÉN

El trauma de saberte en lo oscuro
ha partido mi fe
en mil trozos perdidos.
Un naufragio sin norte
avasalla la niebla de mi vientre.
Ahora todo es hielo,
la frialdad, la escarcha,
la desdicha.
Un túnel de petróleo
me atrapa en sus tentáculos.
Jeroglíficos grises
se adentran en penumbra
en mis grutas amadas de la infancia.

Veo tu tren de juguete,
tus soldados de plomo,
tus cartas de vikingos,
tu ajedrez.

El juego ha desbordado
aquel instante mágico
con dolor asimétrico.

Has cerrado en tus manos
la lluvia de la estrella de Belén.

La lágrima escondida de una infancia
abandonada en la memoria.

Oscuridad que pacta con el tiempo.
El llanto de las piedras.

El agua en la arena de la orilla.
Todo te hace sentir
candados en los ojos.

Se cierran los postigos
y guardas en tu centro
lo apátrida del mundo.

Rehaces cada noche tus promesas
y regalas al sueño
tus miedos más atávicos.


Ana Muela Sopeña

PORTALES

*
En medio de la herida
contemplo los espejos de la ausencia
y miro de tu vientre
el destino sin lazos ni ataduras.
Atravieso los portales de la sangre
y mundos que se ocultan en la nada.
Me introduzco en los círculo de hielo
y me adentro con furia
en el pozo insondable
de la soledad y de la muerte.
En mitad del sollozo
me levanto y resurjo renovada
para volar desnuda
hacia el sol luminoso sin exilio,
sin lágrimas, sin lastre,
auténtica en mi luna de cristal.


Ana Muela Sopeña

domingo, 19 de octubre de 2014


TODO ME HABLA DE TI

*
El verano transcurre
en medio del calor de las guaridas.

Todo me habla de ti.
Las calles, las farolas, los semáforos.
Pero tu ya he has ido
a recorrer el mundo del azar.


Ana Muela Sopeña

SOY LUNA

*
Tus
ojos
de
agua
sedujeron
mi
espíritu.
Ahora
soy
luna.


Ana Muela Sopeña

SABIENDO QUE EL AZAR

*
Se rompió en el espejo
la imagen de la luz en la memoria,
el instinto del agua
la sombra encadenada a tu piel fría.

Redefiniste el mundo del pasado
y
convertiste
en
nada
lo que en nosotros era puro éxtasis.

Todo por el rencor,
que viene de tu infancia.

Ahora sólo queda caminar separados,
sabiendo que el azar
es el único dios que puede unirnos.


Ana Muela Sopeña

domingo, 12 de octubre de 2014

MÁS ALLÁ DE LA LÓGICA

*
El río de la furia se hizo luz.
Primero fue un sol negro
donde todo bullía:
los púlsares desnudos,
las galaxias,
los caballos de guerra,
lo innombrable.

Después vino una estrella de neutrones
con animales llenos de la herida
que oscura en su crisol de las edades
se imantaba a los restos de la muerte.

Luego la sangre amó
hasta el paroxismo
y el círculo de hembras
atávicas de bruma
pactó con nebulosas
lejanas como el hielo sin memoria.

Al final vino un cuásar
amado por la luna
con quimeras de sueño
más allá de la historia.

Cuando llegó la diosa subterránea
el instinto del agua se hizo sombra
entre lirios dormidos en sepulcros.

El río de la furia se hizo luz
más allá de la lógica
de la venganza ciega

y el niño atravesado por el pánico
se convirtió en un hombre...


Ana Muela Sopeña

domingo, 5 de octubre de 2014


LA MUERTA

*
Soy la muerta que baja por las calles
del cementerio blanco de la herida.

Contemplo entre las tumbas
el brillo de los ojos de los ángeles.

Mausoleos con mármoles y cruces,
epitafios grabados de otro tiempo.

Recuerdo aquel solsticio,
las cuchilladas negras en mi vientre
y tus pupilas de demonios.

Yo soy ahora espectro de la noche
y deambulo despacio
entre sepulcros fríos, blanqueados.

Sepulturas con niños, con ancianos,
inscripciones de fechas...

La historia de la nada
a través de mi piel, ahora en cenizas.

Soy esa mujer dura,
antaño suave,
atrapada en submundos,
en el sueño descalzo de la sangre.

He perdido la vida
por tu oscura conciencia del delirio.

Y me atan con cuerdas
para que no me asuste de mí misma.

Espíritu espectral
de las edades níveas de la escarcha.

Soy todas las mujeres
que murieron
a manos de tu acero,
de tu mirada cruel
hecha de nieve.

He sido contratada por el ángel
infinito de un reino decadente,
para que a veces llores
y otras veces disuelvas tu terror
en el agua mistérica de un dios
dispuesto a sorprenderte.

Yo soy la muerta
amada de la muerte,
que he venido a sellar
los códigos sagrados de tu alma,

a vislumbrar las horas
de tu espíritu,
a denunciar tu falta de empatía
a llorar con la lluvia de tu infancia
y soñar con el otro que hay en ti.

En la línea divina de tu cuerpo
habitan los espacios imborrables
donde no existe el daño ni el dolor,
tan sólo una luz cuántica de luna.

Yo soy la muerta en vida
que cabalga desnuda
sobre animales turbios
de pesadillas ígneas
oníricas en cuadros de Chagall.

Amo las agonías
que me harán retornar
del círculo abisal de los perdidos
más allá del naufragio de las sombras.


Ana Muela Sopeña

TREN DE LOS PRESAGIOS

*
A través de los púlsares
siento tu corazón atado a piedras frías,
se desangra con mitos de silencio,
se abre sobre la herida del otoño.

A través de galaxias de inframundos
tu cuerpo se disuelve
en los átomos híbridos del tiempo.

En cuásares de fuego
tu alma sumergida en el sollozo
aguarda la apertura del Aleph.

Sobre la estrella cálida, eonaria,
duerme el sueño del agua
y tu piel se confunde con la luz.

En medio de la tierra
tus ojos se refractan con la sombra
y abrazan la sustancia de lo oscuro
a la espera del tren de los presagios.


Ana Muela Sopeña

EL TIEMPO DEL ÁRBOL ALBINO

*
La escalera de la luna se hace niebla
en medio de la herida más atávica
para llegar al tiempo de la luz,
donde no existe el llanto.

El árbol te contiene en el silencio,
en sus ramas de escarcha y de nostalgia.

Un sol ensimismado
abre sus alas llenas de tentáculos
y te arropa en crepúsculos de arena.


Ana Muela Sopeña