domingo, 5 de octubre de 2014

LA MUERTA

*
Soy la muerta que baja por las calles
del cementerio blanco de la herida.

Contemplo entre las tumbas
el brillo de los ojos de los ángeles.

Mausoleos con mármoles y cruces,
epitafios grabados de otro tiempo.

Recuerdo aquel solsticio,
las cuchilladas negras en mi vientre
y tus pupilas de demonios.

Yo soy ahora espectro de la noche
y deambulo despacio
entre sepulcros fríos, blanqueados.

Sepulturas con niños, con ancianos,
inscripciones de fechas...

La historia de la nada
a través de mi piel, ahora en cenizas.

Soy esa mujer dura,
antaño suave,
atrapada en submundos,
en el sueño descalzo de la sangre.

He perdido la vida
por tu oscura conciencia del delirio.

Y me atan con cuerdas
para que no me asuste de mí misma.

Espíritu espectral
de las edades níveas de la escarcha.

Soy todas las mujeres
que murieron
a manos de tu acero,
de tu mirada cruel
hecha de nieve.

He sido contratada por el ángel
infinito de un reino decadente,
para que a veces llores
y otras veces disuelvas tu terror
en el agua mistérica de un dios
dispuesto a sorprenderte.

Yo soy la muerta
amada de la muerte,
que he venido a sellar
los códigos sagrados de tu alma,

a vislumbrar las horas
de tu espíritu,
a denunciar tu falta de empatía
a llorar con la lluvia de tu infancia
y soñar con el otro que hay en ti.

En la línea divina de tu cuerpo
habitan los espacios imborrables
donde no existe el daño ni el dolor,
tan sólo una luz cuántica de luna.

Yo soy la muerta en vida
que cabalga desnuda
sobre animales turbios
de pesadillas ígneas
oníricas en cuadros de Chagall.

Amo las agonías
que me harán retornar
del círculo abisal de los perdidos
más allá del naufragio de las sombras.


Ana Muela Sopeña

4 comentarios:

Helena Bonals dijo...

Té moltíssima força.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Helena:

Una abraçada
Anna

Julio dijo...


Envuelta en un halo de romanticismo y desánimo, pero muy vigorosa en un poema de fraseo ágil y firme. Enhorabuena, Ana.
Salud.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Julio, por venir y brindarme tus palabras.

Un abrazo
Ana