*
La herida melancólica de niebla
te mantiene imantado por la sombra
y te atrapa en los círculos del miedo.
Avanzas por los cúmulos del hambre
y te sumerges
en símbolos alquímicos de fuego.
Tu cuerpo se ha rozado
con el abismo roto del desastre.
Tu piel es cementerio de la luz
y tus ojos los púlsares del sueño.
Llueve sobre la sangre de los mártires
y desnudo contemplas
el pánico del humo en aquelarres.
Eres el hombre atado a los presagios
que en la nostalgia llora
su exilio entre los límites del vértigo.
Adoras la tormenta y el relámpago
mientras un lobo oscuro te delata.
Te proteges del trueno
y brindas con tu copa de utopía
al ritmo seductor de las mil máscaras.
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario