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La infamia le conecta con la herida
atravesada en mundos denostados
por los golpes del tiempo.
Y él de nuevo viaja
por la depredación y la locura
llegando a un infierno
donde el dolor le hiere las entrañas.
La vileza marcó su infancia azul
y prometió entonces
vengarse de lo cruel sin dar excusas.
Ahora es un ángel tenebroso
que arrastra con sus alas de metal
al infierno de Dante
a las almas perdidas en la sombra
de las lágrimas negras.
Y todo va pasando muy despacio,
en sentimientos turbios,
que le llevan por vías arrasadas
donde todo se anega en el silencio
y la fe se ha extraviado para siempre.
La infamia es su motor,
pero también su ruina y su desdicha.
La vida es un samsara,
un "eterno retorno"
del que no sabe aún cómo salir.
La infamia es su defensa,
mas también su veneno
y la causa letal de su tristeza.
Ana Muela Sopeña
viernes, 19 de junio de 2015
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