martes, 9 de junio de 2015

PLEGARIA NOCTURNA

*
Padre, madre,
del universo lúcido y amado,
amparadme en la luz
de la compasión de las galaxias.
Que vuestros planetas híbridos de sueño
me protejan por siempre
de las sombras malignas
y de las acechanzas del demonio.

Padre, madre,
del cielo combativo y luminoso
custodiadme con fuego
arraigado en el tiempo del amor.
Dadme el viento del norte
y un relámpago azul en el olvido.

Padre,
que la esfera divina
de los nueve coros angélicos
me rodee con su fuerza
y así
nada malo pueda sucederme.

Madre,
que la espiral desnuda de los púlsares
me envuelva con sus átomos
y me lleve a los límites del mundo.

Espíritus angélicos,
que una lluvia constante de bondad
me limpie y purifique
de cualquier maldición,
atadura o conjuro de la luna.

Que la espada de luz
de San Miguel arcángel
me ayude a renacer
en el paraíso de los justos.

Que el manto sanador
del arcángel Rafael
me permita curar
mi corazón atormentado.

Que el cáliz
del arcángel Gabriel
me guíe por caminos
de paz e integridad.

Que el rayo de la luz
roja y dorada
del arcángel Uriel
me mantenga a distancia
de diablos, demonios
y espíritus perdidos
en el infierno oscuro
de la traición oculta.

Madre,
ampárame con tu manto
de ternura infinita.

Que la belleza inmensa
de las nebulosas y asteroides
me transmute en un ser
adherido al ADN de la luz.

Que las estrellas
de la constelación de Orión
guíen mis pasos trémulos
por senderos repletos de armonía.

Que el Sol sea mi estrella
y todo lo que pueda
adherirse al espíritu del bien
acompañe mis días.

Que los cuásares
me deslicen por centros de energía
donde la soledad no exista.

Que la puerta que conduce
a la maldad tan pérfida
quede sellada para siempre
con las palabras de protección
y con la medicina
de la visión exacta de las cosas.


Ana Muela Sopeña

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