*
Nuestros labios recuerdan
la playa melancólica de bruma
y mi rostro encendido
un crepúsculo azul
con los ojos amados de la infancia.
La arena cae despacio
mientras cierro los párpados
y contemplo en la orilla las conchas incrustadas.
Tu cuerpo se hace niebla
entre la espuma blanca
y mis iris de luz
alternan con las olas la alegría.
Nuestras manos naufragan
en un pretil de piedra
y mi piel se confunde con el aire.
Ana Muela Sopeña
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