*
La tristeza desliza su presagio
entre las flores negras del silencio
y se adentra en la sal de las heridas
más allá de las lágrimas y el miedo.
La nostalgia atraviesa piel y sangre
en mitad del verano, como hielo,
amando de las horas sólo el vórtice
que mana sin control de los ensueños.
Melancólica pacto con las nubes
para soñar que todo es un enredo,
pero miro la luz de los crepúsculos
y diviso el instante sin el velo.
Un exilio de arena me protege
del llanto imperceptible tan extremo,
pero todo se anega en el abismo
y me uno en la quietud al universo.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
¡ Precioso ! Besitos.
Gracias, Teresa, por venir...
Un beso
Ana
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