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A Manuel Martínez Barcia, in memoriam
El vacío del mundo se hizo oscuro,
la luz dejó su impronta
en una nebulosa de sollozos.
Todo lo que latía se rompió,
agonizó el silencio
y se hizo extraño.
Un precipicio azul
se doblegó
con un aullido leve
de lobezno.
Un reino paralelo de conciencia
dibujó entre sus límites los versos,
las palabras de sombra
de un alfabeto errante y solitario.
La vida de un poeta se segó,
pero sigue latiendo su memoria
en todas las palabras existentes,
en diccionarios de agua,
en los otros poetas compañeros
y en la rosa callada del estío...
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Un homenaje precioso. Besos.
Me resulta muy bien logrado, amiga. De mucho gusto.
Abrazo
Gracias, Teresa, por venir...
Besos
Ana
Agradezco, José, tus palabras.
Un abrazo
Ana
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