sábado, 19 de septiembre de 2015

EN LOS VERSOS DEL NAUFRAGIO

*
I

Vengo a escribirte cartas esta noche,
una por cada sueño conseguido.
Quimeras en los versos del naufragio,
abanico de mundos invisibles.
Recuerdo entre los límites
nuestra amistad salida de la nada,
mientras todo pasaba como un duende
en medio de alambiques imposibles,
como un crisol de tiempo
en la conciencia.

II

Jeroglíficos blancos en la arena
te susurraron siempre las palabras
atadas al espejo de metáforas.
Un viento sucedáneo de la aurora
te marcó el territorio
de Saturno,
mientras la luz del alba
se hizo oscura
en la presión de un reino
sin heridas.

III

Tu vida pareció ser sin sentido,
mas todo era mentira y tú lo sabes.
Amaste sin disfraces a los tuyos,
escribiste sin trampas ni artificios,
trabajaste sin fin en las jornadas,
hasta caer exhausto
en la batalla.

IV

Un espejo de luz se transfigura
mientras un tiempo azul
hace de ti
creador de metáforas inéditas
y capitán de versos sumergidos
en los mares amados
de azabache.

V

A veces la belleza
se queda respirando en una esquina
hasta que llueven lágrimas sin sangre
sobre la heroicidad
de lo sin nombre.

VI

Laten silencios claros en las calles,
diluvian los poemas sin presagios
con la piel del intento
en un teatro
de búsqueda internauta digital.

VII

Un aguacero lúdico parece
que todo es un caudal
fuera de cauce,
mas el misterio guarda
los códigos internos y las claves.

VIII

En medio de las luchas interiores
ya no podías más,
fuiste agotándote,
hasta que el corazón
fue más rebelde
que cualquier negativa
al fingimiento,
mientras unos relojes se pararon.

IX

Las agujas del tiempo
fueron ebrias,
para soñar con alas de papel
y encontrar los motivos
de los solos.

X

Sea tu poesía tu legado,
más allá de rencillas
o de grietas
en tu entorno más íntimo.
Con honor surjan letras
en tu nombre,
mientras cualquier naufragio
se fusione
con la vida forjada
en las estrellas.

XI

Desde un Big Bang oscuro y primigenio,
resuene tu palabra
dispuesta para el llanto.

XII

Agradezco tu mano siempre amiga
que rescató de mí toda la luz,
para ser soñadora de los bosques.

XIII

Miro el umbral de sombra,
abierto a la memoria de tu voz,
rescatado en los signos
de la soledad dentro del vértigo.

XIV

Que tus versos de fuego
atraviesen el alma de este mundo
y permitan relámpagos de amor,
mientras tu voz oculta permanece.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

A. Elisa Lattke Valencia dijo...

Este poema me traspasa..
Has hecho un texto tan inspirado
que mi mismo personaje de ficción, "don A
se ha estremecido.
Es una forma de captar todo lo que puede
sentir su espíritu, mi creación etérea.
¿Acaso, la inspira ción vuela y se abstrae,
consiguiendo ahondar en el aire y en el viento ,
el suspiro de de los silencio
Un abrazo, Poetisa, túu inspiración me conmu

Perdona , escribír con estos teclados desconcierta a la palabra.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Elisa, por tu bellísimo comentario. Sí, salió de golpe, de un tirón. Todos los versos son inspirados y espontáneos.

Me alegro que este poema te haya llegado al corazón. Ya sabes...está dedicado a Manuel Martínez Barcia, un poeta amigo que para mí era como un hermano. Estábamos muy unidos.

Un fuerte abrazo
Ana