martes, 6 de octubre de 2015

CAMINO

*
El camino es sinuoso y complicado.


La soledad es dura
aunque tiene de premio las estrellas.


Una luz invisible
nos mueve interiormente,
más allá de los huesos
y la desnudez de lo esencial.

La monogamia da seguridad,
pero deviene cárcel o sepulcro.
El aburrimiento siempre acecha.


Los amantes se atan
con cuerdas rojas,
en los sueños divinos
de la muerte.
Alzan entre tinieblas
sus copas triunfadoras
y en la siguiente escena
no soportan sus rígidos tabúes.


La poligamia es algo divertido
siempre que no te impliques demasiado,
si te enamoras pierdes la partida.


Ansiedad en la bruma.
Ya nadie te distingue
ni distingues a nadie.
Todo lo que hace tiempo
te hechizó
te persigue en crepúsculos
de sombra.
Angustia en el presagio,
el pánico en latidos,
los orgasmos
que pagan
alto precio.


La promiscuidad
tiene la sordidez de los suburbios,
el despojamiento de la herida.
Al mismo tiempo enhebra con la aguja
del instinto reptil
el cordón de la vida y de la muerte.
El ciclo primitivo se desborda
en mareas incesantes de placer.


Los cuerpos se degustan
como si fuesen
fresas o caviar.
El olfato delinque,
abre paso a la caza
y más que seducción
es acto cinegético.
Se transmuta la isla en conexión,
en sueño iluso.
Hasta que te despiertas
a la realidad gélida y cruel
de una distopía sin raíces.


Un círculo de horror el que nos mata:
Soledad terrorífica, sin lengua,
monogamia discreta y encerrada,
poligamia subterránea en su misterio,
promiscuidad que entrega
y luego quita.


Y de nuevo la rueda
vuelve al origen cínico del miedo.

Una runa de piedra
en la espiral de plata
nos alumbra en la luz de la utopía.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Amapola Azzul dijo...

Honda reflexión.
Besos para ti.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Amapola, me alegra mucho que te guste.

Besos
Ana