*
Las calles solitarias
presencian nuestras sombras
más allá de los sueños clandestinos.
Las nubes saben siempre de secretos
ocultos en las horas de la noche.
Nuestras huellas olvidan el silencio
y escriben jeroglíficos de agua.
A veces una luna en la distancia
nos contempla con lágrimas de exilio.
En la ciudad desnuda
se doblan los espejos de la luz.
Ana Muela Sopeña
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