domingo, 27 de diciembre de 2015

CONTRASTES NAVIDEÑOS

*
El amor en las calles con sus luces
mientras los niños van como volando
en medio de los árboles, guirnaldas,
villancicos de ahora y de siempre.


Mendigos en esquinas
pidiendo sin futuro.
Transeúntes que pasan sin mirar
al tiempo que revisan
su lista de la compra...


Reuniones con unos y con otros,
la familia, parientes, los amigos.
El calor compartido
con la calefacción siempre encendida.


En el silencio lágrimas de fuego
recordando despacio
a aquellos que se fueron.
Los que nunca estarán en nuestro brindis.


La mirada de sueño de un bebé
y una niña
absorta con pupilas de inocencia
frente al escaparate bullicioso
de una juguetería iluminada.


El desamor que duele, la tristeza.
Los enfermos en cama, desahuciados,
terminales que pronto marcharán...


Las recetas antiguas
como nieve que llega en la montaña,
el sabor de la infancia, la compota,
el turrón, mazapanes, polvorones,
el besugo, cordero, el chocolate,
las frutas escarchadas y los postres.


Las colas en los bancos de alimentos,
las familias que ya casi no existen,
las bolsas de comida
donde las proteínas no se ven.


Los regalos: perfumes y abalorios,
los libros y los vídeos, las consolas,
smartphones, abrigos, complementos,
los viajes, las tarjetas y los bolsos,
cosméticos, adornos, las mascotas.


Los parados que buscan y no encuentran,
el intento de ser en almacenes
necesarios en los días del bullicio.
Aunque ya no contratan personal.
Los de siempre trabajan horas extras
y cansados
se enfrentan a la cuesta
de enero, nuevo año, más estrés...


La utopía que nace y se disuelve
en los días de fiesta y en las noches
donde somos de nuevo
humanos egoístas y narcisos.


El equilibrio extraño:
que nos permita ser más altruistas
sin olvidar lo nuestro,
tradiciones.


La tristeza de todos los que solos
necesitan volver a los inicios
cuando la vida era una ilusión.


La alegría del árbol y el acebo,
las felicitaciones, el humor...
el cava compartido y la sonrisa...


Desahuciados
que buscan
en sus cosas
sensaciones de antes del desastre.


Mientras el mundo gira como noria
sin mirar a los nadies.
Eludiendo sus rostros sin un norte.


Y la necesidad de renunciar
a engordar para luego adelgazar,
habiendo tanta gente
que busca el alimento
en los contenedores de basura.


Felices navidades en el sueño


o una quincena extraña
por los fríos contrastes de la nada
con la sobreabundancia de lo frívolo.


Ana Muela Sopeña



2 comentarios:

Helena Bonals dijo...

Aquest contrast del poema arriba molt, et felicito, Ana.

Ana Muela Sopeña dijo...

Moltes gràcies, Helena, per les teves paraules.

Una abraçada
Ana