domingo, 3 de enero de 2016

EN SUS MENTES LLENAS DE ABALORIOS

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A Fackel


Deambulan por las calles transeúntes que huyen de la nada mientras miran los árboles con adornos brillantes y corren por aceras hacia lugares níveos que no existen más que en sus mentes llenas de abalorios. Son fechas que nos llevan a la infancia, donde todo era gozo y alegría. Entonces disfrutábamos de colocar el árbol con guirnaldas, el Belén con su estrella, comprar los polvorones y el turrón, saludar a parientes, cocinar el cordero y el besugo, pensar en los regalos del día 24, esconder los juguetes de los Reyes. Ahora contemplamos el teatro desde un espacio neutro y sin color. Parecemos los zombis que únicamente viven los detalles externos de estas fiestas, pero han perdido el alma de todo lo que un día fue esencial.


Ana Muela Sopeña

4 comentarios:

Fackel dijo...

Yo creo en el alma humilde de las cosas. No en la parafernalia ni en la proyección comercial y mucho menos la religiosa, que siempre ha sido oportunista y falaz. Así de claro y espero no herirte. Por eso comparto los recuerdos, el sentido sencillo de nuestra infancia, el valor de significados abiertos donde la estética noble predominaba sobre ideas, creencias y otros mandatos. Gracias por la dedicatoria, muchas gracias.

Ana Muela Sopeña dijo...

Hola, Fackel, no, no me hieres en absoluto. Yo en el texto no he hablado de religión, simplemente de un sentimiento hermoso, la ilusión de los niños, los momentos entrañables de reunión...

Y siento que ahora vamos como zombis (los adultos) en estas fiestas.

Gracias por venir.
Abrazos
Ana

A. Elisa Lattke Valencia dijo...

Es tal cual.
La Navidad es una fiesta comercial
donde el espíritu de la Navidad,
sólo permanece en un contexto añorado...
El de unas décadas atrás,
cuando empezaron a morirse las abuelas
y dejamos de pedir nuestros regalos,
pues van quedando pocos niños
para sorprenderse ante lo que ya disfrutan.

Besos.

Ana Muela Sopeña dijo...

Sí, y lo que sucede en Navidad no solo sucede en esa época del año sino todo el año. Nos estamos convirtiendo en seres humanos robotizados. La tecnología nos está deshumanizando. El lenguaje binario está invadiendo nuestros genes hasta el punto de que no hay matices. Parece que todo es blanco o negro.

Un abrazo
Ana