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A María Germaná Matta
Saltan vocales llenas de misterio
sobre los escenarios de la herida
y de nuevo sentimos en la vida
la paz de un sosegado monasterio.
Aman entre palabras nuestros versos
la belleza de un mundo renovado
que surge en un planeta abandonado
y acompaña de luz los universos.
Dormitan los poemas en lo oscuro
mientras aguardan quietos su destino
más allá del amor y de la muerte.
Nos enfrentamos siempre con un muro
en un hotel suicida, clandestino,
y regresa en la sombra nuestra suerte.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Que más puedo añadir a tan hermoso soneto que me ofreces, maravilloso regalo.
Agradecida y emocionada quedo querida amiga.
Un beso
Me alegra, María, que te haya gustado.
Un beso grande, amiga
Ana
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