domingo, 21 de agosto de 2016

FIESTAS DE BILBAO

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.....Salimos por las calles en fiestas de Bilbao. Contemplamos las luces, los vendedores de refrescos, puestos de bocadillos, los globos, los pequeños artesanos, los tenderetes de recuerdos. La ciudad fagocita lo que toca como el gigante Gargantúa. Se siente la alegría de las txosnas, las cuadrillas que viven la fiesta como suya y beben sin parar los katxis como agua, extranjeros deambulando absortos como niños. Los punkis, los mendigos, las familias, parejas, los amigos...Todo se mezcla en una poción mágica, donde el tiempo no existe, donde la noche alarga sus tentáculos... La Plaza Nueva alberga en sus terrazas a los grupos tranquilos que buscan simplemente disfrutar de un buen pincho de tortilla o tomar un zurito. La música es muy fuerte, los decibelios salen de los quioscos de verbenas y de los mp3 de los bares. El sonido es un caos que envuelve con su ritmo la melancolía de la gente y la transforma en sed de diversión.
.....Cada noche los fuegos de artificio seducen con sus formas y colores a niños y mayores. Todo se va quedando en el crepúsculo disuelto en la distancia de las cosas. Lo próximo se va haciendo lejano. Lo lejano se siente como próximo. Las multitudes te hacen extenderte, saber que eres partícipe de la familia humana. Da igual cómo te vistas. En fiestas lo que impera es la comodidad. Avanzas por aceras y te rozas con los desconocidos y la gente te habla y tú les hablas porque los protocolos dejan de estar vigentes estos días.
.....Hay los que sólo desean evadirse, perderse en la marea, olvidar cualquier frío y separatidad. Los hay que se decantan por comer: cazuelitas de mariscos, bacalao, bonito y el jamón de Jabugo o la paleta ibérica. Otros buscan bailar, ligar y beber hasta caer exhaustos y acaban la jornada junto al ayuntamiento tomando chocolate con churros.
.....Otros son los adictos al teatro o los conciertos. Los que aprovechan la borrachera colectiva para agenciarse sexo sin parar, casi sin elegir, un "lo que salga"...
.....Los que huyen de todo este jaleo, como una marabunta tremenda y gigantesca y se van de Bilbao a otras ciudades... Cada persona toma lo que quiere...
.....De pronto la ciudad es como un gran salón. Todo el mundo se sienta donde más le apetece.
.....Los diccionarios caen de los tejados. Los códigos se tornan plastilina y se descuelgan de balcones. Los parques se vacían porque toda la gente se concentra en las plazas y avenidas. El Arenal es centro de la "Semana grande". Es el punto neurálgico de todo. Allí miras la ría y el Arriaga y sientes que la urbe te abraza fieramente (para bien o para mal...).
.....Los otros te sonríen y te invitan. Ves padres con sus hijos que llevan los peluches de las tómbolas. Las barracas encantan a los niños. Las norias, caballitos, tiovivos...Los remolques de hamburguesas y perritos calientes. El tren de los horrores y los puestos de tiro...
.....La fiesta es la sonrisa que aparece por todos los rincones. La transgresión amable de las normas...La fiesta al mismo tiempo es la herida que sabe maquillarse con máscaras de luces y de lluvia y nos acerca al punto de la liberación de convenciones, de donde nunca debimos salir...


Ana Muela Sopeña

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