viernes, 26 de agosto de 2016

LABERINTO DE LA ROSA

*
Permanezco en el aire silencioso
y brindo con dos copas, sin mantel,
mientras rozo sin prisa ya tu piel
y percibo tu espíritu amoroso.

Soy el fulgor de un árbol luminoso
que se inclina cual torre de Babel,
más allá de la sombra y un papel
donde sentir el hambre de un coloso.

Presagio el laberinto de la rosa
y miro el firmamento con su luna
al margen del futuro y su neblina.

Deambulo por las tumbas y una losa
me deja aproximarme por fortuna
al ángel de la noche clandestina.


Ana Muela Sopeña

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