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PRIMER LAMENTO
En el primer lamento estaba ella,
escondida en la luna de la sombra
renegada de estrellas y de rosas
cubierta de hojarasca y de maleza.
Después llegó la urdimbre de los años,
provenía del mundo mineral
oculto en lo más hondo de su mar,
envuelto en un pretil abandonado.
Atrás quedaron cientos de preguntas
guardadas en los cofres infantiles
con la llave del llanto de la tierra.
Se contempló en espejos de locura
con las cenizas sórdidas y grises
asomando desnudas, sin belleza.
SEGUNDO LAMENTO
Su segundo lamento fue de piedra,
respiración muy tenue frente al río.
Allí supo velar todo el destino
y amar sin enfadarse con su pena.
Se convirtió en mujer, luz del planeta,
esperando descalza con su brío
portando los relojes de vinilo,
tatuada con los círculos de henna.
Su ánimo llegó a ser un fulgor
contenido en el tiempo del perfume,
liturgia del almizcle junto al fuego.
Se mostró luminosa como el sol,
etérea, evanescente como nube,
liberada del ángel de los miedos.
TERCER LAMENTO
Aprendió que vivir era un suceso
guardado en la galaxia sideral
con cintas de colores y un imán
contenidos en mundos paralelos.
Supo de los misterios de los sueños
a través del amor y la esperanza
dibujados en líneas de un mandala,
en memorias de un disco ultrasecreto.
Se desprendió de todo lo reptil
que bloqueaba su sangre y su ADN
en medio de la sed de la utopía.
Acompañó contenta a un colibrí
y huyó de los tentáculos de muerte,
ofreciendo su espíritu a la vida.
Ana Muela Sopeña
lunes, 29 de agosto de 2016
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2 comentarios:
Me resultan bien logrados, amiga. Discursan con buen gusto.
Abrazo
Muchas gracias, José, por tus palabras.
Abrazos
Ana
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