sábado, 3 de septiembre de 2016

EMBARCADERO

*
Cuando la luz se aquieta
veo el embarcadero
y las farolas tenues que presiden
la tarde silenciosa.

Paseo imperceptible por el muelle
y siento de la vida su vaivén
reflejado en la arena de la playa.

Todo se va quedando
melancólico,
mientras la luna asoma
en los tejados.

Un perro solitario
ladra desde otro lado de la acera.

Una chica patina y otra corre.

Se nota el viento cálido de agosto.

Cuando las sombras
filtran su temblor
me oscurezco despacio contra el cielo.

Contemplo sobre el agua
una casa flotante.

Los pescadores luchan
contra el tiempo.

Cuando llueve las nubes
son de plata.

La belleza diluye su misterio
entre los bancos ocres.

Todo va disolviéndose
en relojes
al final del estío.

El vértigo en la niebla
va calando
detrás de los espejos de la nada.


Ana Muela Sopeña

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