*
Las bicicletas duermen
atadas a sus postes
esperando el momento de moverse,
recorrer la ciudad en el mutismo
y dejar de soñar con utopías.
Compañeras del viento y de la lluvia
parecen aburridas en su mundo,
aunque nunca lo están.
Simplemente presiden las aceras
y acompañan las horas
con su espíritu nómada.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
El espíritu nómada de las bicicletas. Sí. Qué certera mirada, Ana. Abrazo.
Las bicicletas tienen alma también...
Abrazos
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