domingo, 30 de octubre de 2016

LA MODERNA PENÉLOPE

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La moderna Penélope
teje en el extravío,
reside en el tiempo sin tiempo.

Teje y desteje el mundo
con sus manos de seda.
Ama como vestal
desde el fuego primigenio
de las miradas y sonidos
que resuenan aún
con la gran explosión del universo.

Ella tiene en su casa
relojes de todos los tipos.
Los relojes de sol en la terraza,
los relojes de agua en la bañera,
los relojes de aire en el tejado,
los relojes de fuego en la cocina.

Adora las agujas de los sueños
y maneja las horas, minutos y segundos,
como si fueran mantras o mandalas.

La moderna Penélope
no es de esta época.
Nadie sabe qué estirpe la mantiene,
ni conoce su nombre.
Se desliza en sigilo
como mujer anónima.

Ella tiene alfabetos de la espera
entre las ramas de los árboles.
Domina jeroglíficos antiguos
y le gusta jugar con criptogramas.

La moderna Penélope es muy joven
o a veces es anciana. Y no importa su aspecto.
Avanza contra el viento,
va contra la marea,
en su quietud de roca es muy salvaje.

Simplemente no cuadra con las modas.

Pero todos la buscan,
no sólo en las mujeres con presencia,
sino en las invisibles
y también en los sueños y utopías,
dando la vuelta al mundo y en los libros.
Debajo de las camas,
detrás de los sofás y de los cuadros.

A veces,
es posible encontrarla en los museos,
en bares y cafés.
En discotecas, pubs, cines, teatros.

En realidad no sabes dónde está,
pero en algún lugar, desconocido aún,
habita suavemente,
sin llamar la atención
como si fuera sólo una quimera.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Tu Penélope es un poco todas las mujeres y ninguna. Moderna y antigua, eterna y femenina a un mismo tiempo... Por cierto, el tiempo es masculino y la eternidad mujer?

Abrazo, Ana.

Ana Muela Sopeña dijo...

Sí, el tiempo es masculino y la eternidad femenina, pero creo que son convenciones en lengua española. Podrían ser sustantivos neutros también.

Abrazos
Ana