*
Las calles se han quedado
vacías de tu ausencia
y todo lo que veo
de esta ciudad de piedra
me parece tocado por la muerte.
Camino sin un rumbo
entre los edificios
que se alzan enigmáticos
a través de los cirros,
más allá de la sombra de este mundo.
Descubro los rincones
donde tú ya no estás
y pulso mis sentidos
por el cielo abisal,
mientras musito nombres de locura.
Recuerdo tus palabras
antes de poner muros,
eran siempre cordiales,
carentes de algo oculto
y rozaban mi piel evanescente.
Ana Muela Sopeña
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