viernes, 4 de noviembre de 2016

POR LA SENDA DE LA ROSA

*
La soledad es siempre tan vacía
que corremos deprisa contra ella
y encontramos de nuevo la belleza
en la ciudad tocada por la herida.

Deambulamos desnudos por la vía
hacia el núcleo despierto de una estrella
y así plasmamos sangre en el poema
y escribimos con pétalos, sin ira.

A veces no podemos respirar
pero sentimos luz entre las sombras
y pronto restauramos nuestro rumbo.

Que el fuego de las aguas y la sal
nos lleve por la senda de la rosa
y así nos liberemos de lo oscuro.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Y escribes con pétalos, sin ira. Qué duda cabe. Aunque aún se percibe abierta la herida. Magnífico poema.

Ana Muela Sopeña dijo...

La herida eterna...