*
Mi tristeza camina por la ciudad de bruma
bailando interiormente
con una sensación de desamparo.
La lluvia cae despacio
entre las farolas de la calle.
Intento concentrarme
en las pequeñas cosas
y respiro sin pausa
para que todo pase cuanto antes.
Los días se parecen a la niebla,
transcurren suavemente
idénticos los unos a los otros.
Miro un calendario
y pienso que la fuerza
del devenir eterno hacia el futuro
sanará mi nostalgia atormentada.
Poco a poco mi espíritu será
abrazado por árboles nocturnos
y por el sol amante del crepúsculo.
Pero ahora mi piel
sigue atada cruelmente
a la melancolía de la herida.
Ana Muela Sopeña
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