martes, 31 de enero de 2017


EL ROSTRO DEL VACÍO

*
En la sombra recuerdo nuestras citas
antes de que la noche nos quemara,
cuando las nubes eran sólo música
y nuestros labios símbolo de unión.

Ahora hay otros mundos
que separan las calles de los sueños
y el rostro del vacío
nos persigue en aceras solitarias.

Nuestros párpados guardan el secreto,
en los parques la ausencia se percibe
y la mirada busca deshacer el olvido...


Ana Muela Sopeña

LAS PALABRAS SABÍAN DE LA ARENA

*
A Gerardo Mont

El poema crecía
hacía las espirales de la luz
y se elevaba libre por el mundo
en medio de los cuánticos destinos.

Se abría sin heridas por las jaulas
de todos los poemas conocidos.

Las palabras sabían de la arena
y la mixtura clara de la alquimia
hasta que consiguieron convertirse
en la galaxia autónoma del sueño.

Descendí por los túneles
en círculos concéntricos de ideas
y disfruté de todas las metáforas
que habitaban contentas en tus sílabas.

Los vocablos ardían,
imaginando todo en completud
y los planetas lúdicos
llegaron como pájaros de lluvia
para reescribir los diccionarios.


Ana Muela Sopeña

domingo, 29 de enero de 2017


SIN DEJAR RASTRO

*
La soledad avanza por el muelle
donde todo parece un sueño frágil.

Con el frío y la lluvia
todos los pescadores se han quedado en sus casas.

El empedrado brilla
y nos lleva por mundos desolados
donde las almas pasan inaudibles
a través de este mundo
sin dejar rastro.

El aire nos invade
de utopías guardadas en rincones
cubiertos de salitre, en la penumbra.

Veo un hombre a lo lejos,
se va difuminando en la distancia
como un mero contorno
dibujado en la niebla.


Ana Muela Sopeña

RAMAS DE ESCARCHA

*
Ramas de escarcha
en jardines de invierno.
Desolación.


Ana Muela Sopeña

sábado, 28 de enero de 2017


CANON DE PACHELBEL

*
Cuando miro una rosa
veo la eternidad
en los pistilos tiernos,
en la belleza amada,
en la fragancia prístina.

Y las horas cabalgan
por relojes alados
sobre sueños de hombres y mujeres,
en imágenes blancas de uniones compartidas.

El amor es la danza
del Big Bang primigenio,
venido de una estrella
que nació hace eones
y todos lo escuchamos
a través de las células
de nuestro instinto arcaico.

El ritmo de la vida
sabe que es siempre eterno.
Infinitos los púlsares,
nebulosas recónditas,
infinito ADN
inmerso en cromosomas
de humanos transmutados
por la luz del color,
la música y la forma,
los fractales de fuego,
el caos de las galaxias,
la inmensidad del mundo
y la hermosura llena
de explosiones creadoras.

El genoma es espejo
de cuásares desnudos
o de asteroides cálidos
y las piezas doradas
de un ajedrez de arena.


Ana Muela Sopeña

ADAGIO DE ALBINONI

*
Ya las palabras sobran
en el adiós nostálgico
que no tiene futuro.

El alma se fragmenta en mil trozos de llanto
y los labios no pueden construir otro ensueño.

Ya sobran los correos,
las llamadas sin voz,
las citas silenciosas,
las cartas que no llegan.

Ya todo está perdido en el hueco del mundo
donde todo es efímero incluso hasta el amor,
hasta el éxtasis lúdico y el placer compartido.

La oscuridad es ahora
el telar de la vida,
la negra noche eterna.

Ya nada puede hacerse, todo resulta inútil.

Las montañas no lloran,
sólo muestran la nieve
en sus cumbres heladas.

El sol ya no calienta, el horizonte es frío.
Todo se ha terminado.
El instinto del agua, los pétalos de un lirio,
los pistilos alegres, el movimiento sobrio.

La música nos lleva
por precipicios níveos
hacia la concreción
de los ciclos vitales.

Ya no hay vuelta atrás. El adiós es perfecto
y sabe de añoranzas, de relámpagos rojos,
de rayos en el mar, de truenos inaudibles.

Ya todo ha fracasado.
El olvido es lo único
que queda en el espíritu.

Un árbol melancólico se atreve a sollozar,
mientras el sentimiento se convierte en pasado.


Ana Muela Sopeña

jueves, 26 de enero de 2017


PARA SOÑAR CON MUNDOS DE BELLEZA

*
A Pere Bessó, aliado en la palabra

Las palabras no dichas
residen en los bordes de la luna,
esperando el instante primigenio
para que el verbo lance sus mensajes
al espacio galáctico.

Los versos se parecen a los dardos
que intentan hacer diana
para soñar con mundos de belleza.

Un poema es un reino
donde todos queremos habitar.

Las sílabas nos hablan de la herrumbre
con la que se construye un universo.

El silencio es la madre
de la creación en la tormenta.

Un relámpago azul
delira con estrofas y metáforas
en un alejandrino misterioso.


Ana Muela Sopeña

UNA PALABRA

*
Una
palabra,
el
poder
sumergido
en
su
silencio.


Ana Muela Sopeña

ESPACIO CUÁNTICO

*
A Carlos Perrotti


El tiempo detenido
se pasea desnudo por la herida,
mientras las horas pasan
en mitad de relojes melancólicos.

La estancia llora y cruje en la memoria,
a la vez hay galaxias que laten con la música del agua
y bosones de Higgs esperando el momento
de la liberación hacia su viaje.

Los quarks saben de lágrimas y risas
y miden su eficacia terapéutica
en sílabas de amianto.

Hay púlsares que buscan el instinto
como un diamante puro
en la orfebrería de la vida.

Los neutrinos no saben de destierros,
sólo quieren historias casi oníricas.

Las nebulosas abren los salones
donde un tango cantado
en los arrabales de penumbra
tiene un paralelismo
con la sórdida sombra de un suburbio.

En el espacio cuántico
ya no existe el dolor,
sólo la creación inquebrantable.


Ana Muela Sopeña

miércoles, 25 de enero de 2017


EN LA CALLE HACE FRÍO

*
En la calle hace frío,
pero mi casa guarda
el calor del hogar en sus paredes.

Los sonidos del mundo
se filtran suavemente
a través de ventanas y cortinas.

El tiempo va pasando en mitad del invierno
y yo atesoro en mi memoria
imágenes de ti, de nuestra historia.

Las aceras sollozan en la sombra
mientras la helada cae
sobre el pavimento de los sueños.

Los árboles susurran las palabras
que nunca nos dijimos.

Los edificios lloran
y me muestran altivos la belleza
de la nostalgia llena de silencio.

En la calle hace frío,
pero mi alma esconde
visiones de lo nuestro en cofres de azurita.


Ana Muela Sopeña

martes, 24 de enero de 2017


EN EL CLUB

*
Los solitarios paran en el club
donde un saxofonista
interpreta canciones de otro tiempo.

Un hombre anodino,
que viste siempre en gris, negro y azul,
se toma un whisky doble,
sentado en una esquina de la barra,
a la espera quizás de alguna música
que le haga recordar su pasado ya muerto.

Una pareja estrena
su pasión cortejada por la bruma.

Una mujer borracha
aguarda la llegada de su chulo.

Todo es como una escena de película,
con sus luces muy tenues
y su decoración algo anticuada.

Los solitarios paran en el club
para ahogar sus penas en alcohol
y desnudar su alma
al dios desconocido del momento.

Hoy el hombre anodino
se irá pronto a su casa.
Mañana empezará las reuniones
de alcohólicos anónimos
y quiere llegar sobrio,
así que bastará con una copa.

El club es el hogar de los perdidos,
pero también lugar para el encuentro...

Esta noche la luna está menguando
y la nostalgia huye hasta esconderse
en mitad de la niebla de algún sueño
de un noctámbulo errante...


Ana Muela Sopeña

SORTILEGIO

*
Un
sortilegio
en
la
luz
del
encuentro.
Una
luciérnaga.


Ana Muela Sopeña

TE RECUERDO

*
Te recuerdo en la noche
caminando entre niebla
bajo lluvia sinuosa,
avanzando con pena.

Al lado de farolas
camuflado en las calles,
olvidando nostalgias
seduciendo en los bares.

La soledad perdida
en lágrimas de exilio,
los ojos entornados
contemplando los cirros.

Te recuerdo desnudo
en el silencio sombra
de un instante extraviado
en jardines de rosas.

Archivo las imágenes
de la luz en espejos
colgados de paredes
como si fueran besos.

Percibo los sonidos
de tus palabras huecas
ocultas en rincones
de oscuridad, tristezas.

Te recuerdo sonriente
pronunciando mi nombre,
mientras miras mi piel
y ves el horizonte.

Respiro en la quietud
y el tiempo se detiene,
mientras veo una estrella
con la luz de la suerte.


Ana Muela Sopeña

domingo, 22 de enero de 2017


AMANTES EN LOS SATÉLITES DE PLUTÓN

*
Los amantes no saben de Caronte
que se encarga diligente
de llevar al infierno sus almas torturadas
por la separación y por los celos.

Tampoco son conscientes
de la fuerza de Nix,
la diosa primordial
de toda oscuridad.
Ella sabe que ellos
son siempre vulnerables.
Al principio se nutren de la luz,
pero muy poco a poco
se alimentan de todo lo corrupto,
lo oscuro, lo escabroso, la venganza.
Entonces esta diosa
los lleva,
con los ojos vendados,
al sinuoso inframundo.

Después,
los amantes no pueden avanzar
si no matan a Hidra,
la terrible serpiente de tres cabezas
que custodia una entrada al inframundo.
Cada cabeza es
un vicio del infierno
que amenaza cortar
sus lazos amorosos por toda la eternidad.

También deben hacerse amigos de Cerbero
el perro que custodia la entrada al inframundo.
Sólo pueden entrar
en el reino en tinieblas
si van acompañados de este guardián leal.
Si osan entrar solos ya no podrán volver
y serán destruidos, sin compasión alguna.

Por último,
con Estigia
los amantes procuran
regresar de las crueles pesadillas
al mundo de los hombres.
Deben con esta diosa
navegar por el río del reino sumergido
en el cruel inframundo
y no perder sus almas
en los peligros más abyectos.

Los amantes que triunfan
superando las pruebas iniciáticas
de todos los satélites
del planeta Plutón
consiguen una piedra que custodia su vínculo,
con sus nombres grabados para siempre.


Ana Muela Sopeña

_______________________________


Satélites de Plutón: Caronte, Nix, Hidra, Cerbero y Estigia


ESCAPO DEL ZUMBIDO

*
Contemplo en el abismo
un animal con alas
cuyos ojos me miran fijamente.

Recurro sin tardar
a la caligrafía de los lobos
que aprendí hace ya tiempo
en los libros ocultos.

Dejo mi rastro firme entre las piedras,
miro la Vía Láctea
y escapo del zumbido casi hipnótico
del murciélago negro que me acosa.


Ana Muela Sopeña

sábado, 21 de enero de 2017


CASTAÑAS ASADAS

*
Las castañas asadas de los meses de frío
me llevan de la mano hacia el pasado.

Recuerdo aquellos años de mi infancia
cuando sentía siempre pura magia
al contemplar los puestos
de castañas
con sus hornillos negros.

También cuando tú y yo
caminábamos raudos, sigilosos,
y yo iba comiendo
las castañas asadas.

Un mundo de nostalgia se presenta
en lágrimas de exilio,
cuando veo en las calles
los puestos de castañas.


Ana Muela Sopeña

FOTOGRAMAS

*
Mis recuerdos parecen fotogramas
de películas llenas de silencio
donde los personajes se separan
y llevan la nostalgia como señas
de identidad sin trabas.


Ana Muela Sopeña

viernes, 20 de enero de 2017


COPOS DE NIEVE

*
Copos
de
nieve
como
luz
sumergida
en
la
belleza.


Ana Muela Sopeña

NIEVE EN DENIA

*
La nieve por la playa
permite que las huellas
de los desconocidos
rememoren historias escondidas,
anónimas, sin nombres ni apellidos.

Esta ola de frío va creando
paisajes infinitos de belleza,
al mismo tiempo surgen los peligros
de enfermedad por hipotermia
y muerte por neumonía.

Las playas de las costas de Valencia
parecen surreales
con su manto tan níveo.

Denia ha transmutado
la arena de su playa
por una inmensa capa
de nieve que refulge
como las blancas pistas
de una estación de esquí.

Mientras el frío sigue
recordando que somos vulnerables
el mundo en noticiarios nos llena de amargura
por la violencia extrema,
la insolidaridad y la injusticia...


Ana Muela Sopeña

LA CIUDAD SE HA QUEDADO FRÍA

*
La ciudad se ha quedado
fría como mi alma abandonada.

Recuerdo nuestras citas
imantadas por árboles de parques
y bancos solitarios en paseos.

Aquella sincronía
de nuestras charlas llenas de preguntas,
memorias con historias de otra gente,
las risas y tristezas, el dolor...
entremezclado todo con el éxtasis.

La ciudad se ha quedado
fría como la Antártida y su hielo.

Ya no sé qué pensar.
¿Por qué tú decidiste
extinguirte en el humo más oscuro
desapareciendo silencioso?

No encuentro las respuestas a este enigma,
pero debo seguir
mi camino sin ti, pese a la helada...


Ana Muela Sopeña

jueves, 19 de enero de 2017


SIN TECHO

*
Cuando vuelvo a mi casa cada noche
contemplo a un hombre solo, abandonado,
durmiendo a la salida
del supermercado Carrefour.
Con él lleva su casa:
un saco de dormir, dos mantas viejas,
una pequeña bolsa y un perrito.

Aparenta quizás sesenta años.
La gente le da algo de dinero
o le lleva comida.

Por la noche reposa y habla solo,
tapado con las mantas.

Durante el día simplemente está sentado,
deja que pase el tiempo. A veces se levanta y compra pan.

La gente también lleva para el perro
algo de comida.

Hoy el termómetro marcaba seis grados,
pero mañana o pasado
bajará a cuatro bajo cero.

No sé cómo podrá aguantar el frío.

Hace unos días pude ver a un empleado
del ayuntamiento
hablando con el hombre.

Pensé que igual se lo llevaban a un albergue,
pero no...
sigue en el mismo sitio...

y la temperatura sigue bajando...


Ana Muela Sopeña

miércoles, 18 de enero de 2017


SOÑABA CON ESPEJOS

*
De pequeña dormía en las camas de arena,
soñaba con espejos y bosques encantados,
jugaba con muñecas y también con soldados,
contemplaba los barcos para extinguir la pena.

Los domingos salía de mi prisión de almena,
para ensoñar el mundo con osos olvidados
y adentrarme en los huecos de círculos blindados
y así atrapar la vida y eludir la condena.

Los años transcurrieron y encontré una visión
escondida en los cofres de ámbar y cristal,
en la fisura suave de una gran nube azul.

Después vinieron cambios, se rompió el corazón
y los trozos cayeron en mi zona abisal
hasta que resurgí de mi negro baúl.


Ana Muela Sopeña

martes, 17 de enero de 2017


LA MUCHACHA DEL AGUA

*
La muchacha del agua
aparece en los sueños
de los marineros somnolientos
cuando hay galerna en alta mar.

Parece una visión
de medianoche.
Su llanto es como el llanto de una estrella
y su voz se parece
a las olas furiosas
en medio de tormentas con relámpagos.

Ellos saben que sólo complaciéndola
el temporal amainará.

Deben saldar cualquier cuenta pendiente
con las mujeres de su vida.

Cuando madres, esposas, novias, hijas...
reciben de estos hombres lo que es justo
la muchacha del agua vuelve a ser
tranquila y sin aristas.

Ahora en cada mar se ven muchachas
agitadas, llorando e insultando.
Ya no defienden
a una mujer de carne y hueso
sino a la Tierra misma en su sollozo...


Ana Muela Sopeña

EN LOS BANCOS DEL MUELLE

*
El animal que mora en mi interior
me habla de la noche clandestina
mientras la sombra duele en el recuerdo,
en las calles heridas.

Los árboles me miran desde su mundo triste
a través de la lluvia que lamenta
la soledad tan fría en los bancos del muelle,
al tiempo que la ausencia se hace nítida.


Ana Muela Sopeña

domingo, 15 de enero de 2017


SEIS NOCTURNOS DE ERIK SATIE

*
I
Nocturno I

La belleza de un mundo
aún idolatrado por el sueño
despierta en el extraño
el deseo de amar sin garantías.

En medio de visiones
se filtra con raíces de la tierra
y habita los suburbios sin excusas.

Atrapa del reloj tan sólo el tiempo
para ensoñar la vida
sin preguntas.

Se levanta y contempla
la sutil floración de lo que late
en un aire con átomos ocultos.

II
Nocturno II

El extraño resurge de la herida
al mixturar cenizas con el fuego
en una danza mágica
que vive en la neblina.

Todo lo que le gusta
es sólo un pulso
de evanescencia dulce
que flota en un crepúsculo de arena.

III
Nocturno III

El extraño medita,
sabe de la incursión
en los umbrales últimos
de la existencia llena del enigma.

Deambula sin un rumbo
en un trayecto onírico
hacia la luz azul de su memoria.

Sus manos van cayendo
con la noche
entre los precipicios de obsidiana.
Escucha el rumor sordo de las aguas
y archiva en su recuerdo la osadía
que mostraba en la infancia.

IV
Nocturno IV

Sabe que todo es maya
y coloca en la mesa
los objetos amados
de su vida normal y cotidiana.

Un búcaro con flores de papel,
un cisne de origami,
un cuaderno de sombra,
un lienzo con pinceles...

Adora los instantes de la bruma
mientras su movimiento se hace etéreo.

V
Nocturno V

Parece surreal mientras respira
y vence al frío absurdo que, invisible,
le mantiene en la jaula del pasado.

Toma impulso y avanza
por huecos y fisuras de la sangre
mientras su cuerpo baila y se columpia
en ramas de los sauces.

VI
Nocturno VI

El extraño sonríe mientras piensa
que está lanzando al cielo sus sentidos
mas permanece atado
por vínculos atávicos de historias.

Se libera por fin de su prisión
viajando hacia una estrella eonaria.


Ana Muela Sopeña

UNA LÁGRIMA

*
Noche
de
lluvia,
una
lágrima
asoma.
El
sueño
llega.


Ana Muela Sopeña

REBAJAS

*
.....La gente como loca sale hecha una fiera a las rebajas, para comprar un sueño, estrellas, lunas, en forma de colchones, ropa, muebles, smartphones, PCs, calzado, sábanas, todo lo que se puede adquirir con dinero se caza tras los Reyes. Cada año es lo mismo. Es como una invasión que conquista las tiendas y grandes almacenes. Los centros comerciales no se libran. Al terminar febrero todo vuelve a la normalidad. Las compras ya no son tan compulsivas. La gente se da cuenta de que sólo algo de lo comprado será válido. Casi todo estará en un fondo de armario o yacerá empolvado en un desván. Algunas cosas sí serán muy útiles, pero otras se romperán con un suspiro. La fiebre del consumo es sucedáneo de lo más importante. Aquello que no se compra ni se vende. Algún día quizás nos despertemos y sepamos por fin que todo es maya...


Ana Muela Sopeña

MIENTRAS LA SOMBRA AVANZA

*
I

En mitad de la noche miro al cielo
y diviso los barcos de la ría
como fantasmas mudos de la ausencia.

II

Los charcos son reflejo de la nada,
la lágrima de exilio solitaria,
la sensación de un mundo inconexo
a pesar de las redes, teléfonos e e-mails.

III

El tiempo pasa lento entre la lluvia,
más allá de los límites del vértigo
sobre visiones típicas de un sueño.

IV

Un reloj de una iglesia
recuerda el devenir inexorable,
las horas y los días, meses, años,
todo transcurre y ya no vuelve nunca.

V

El insomnio me roza por la espalda
y me deja sin máscaras,
vulnerable a la herida más profunda.

VI

Las calles se entremezclan con la niebla
y parecen imágenes utópicas,
surreales, sin densidad ni cuerpo.

VII

La noche se presenta silenciosa
mientras la sombra avanza por aceras
e inunda lo que toca sin aviso.


Ana Muela Sopeña

viernes, 13 de enero de 2017


CIUDAD HABITADA

*
La ciudad habitada se despierta
con edificios mágicos de luna
que atrapan la nostalgia de la gente
a la hora silenciosa del crepúsculo.

Las ventanas observan
mientras detrás de las cortinas
alguien se mueve con sigilo.

Los parques se parecen a la bruma
en ellos las parejas van tejiendo
el tapiz del amor y sus conjuros.

Farolas de espejismos
secuencian la distancia quietamente
en las noches abiertas al futuro.

Los quioscos nos contemplan con revistas
desde papeles vírgenes.

Siento el asfalto duro de la urbe
que lucha por llegar al universo
de la galaxia única.

Semáforos envueltos en tristeza
se sumergen en charcos, soles, nubes,
mientras cae el granizo.

Veo un escaparate en la distancia
que dicta las etapas
para seguir amando cuando hay nieve.

Las plazas son reductos del ayer,
conservan el pasado en sus anécdotas
y el porvenir desnudo en sus relojes.

La estación se rebela cada día
al ver a transeúntes concentrados
pasar con ansiedad.

Marquesinas azules, rojas, blancas,
albergan a los seres
que van muriendo en vidas tan vacías.

Un paso cebra lúdico
aguarda la belleza de lo oculto.

Los portales de sombra se deslizan
por las paredes grises,
antes de que un mendigo mire al cielo
y ofrezca sus plegarias a los ángeles.

Bares donde los hombres
olvidan que son hombres
y juegan con minutos
que nunca han existido...

Cafeterías frescas en verano,
refugios de otra época
inmersa en los rincones
de la soledad más infinita.

Autobuses de amantes
persiguen utopías
en sus trayectos vanos.

Los trenes son metáforas
de uniones imposibles.

Tranvías en la aurora
hablan desde el recuerdo
de sueños censurados por la historia.

Discotecas abiertas al destino
parecen escondites
de las rutas
que deliran sin traumas.

Los bingos son los antros de la perdición de los apátridas.

Los casinos son templos
de preguntas sin respuestas,
encerradas en luz, que presiden suburbios.

Heladerías
que conectan el hambre
con el placer más errabundo.

Escuelas donde el paso de los años
se consagra sin miedo a los más jóvenes.

Las tiendas son liturgia
del incesante aliento
que nos lleva a comprar y a consumir
sólo por la lujuria de tener.

Letreros luminosos
avanzando en la niebla
nos cuentan al oído
sus secretos.

En barrios marginados los burdeles albergan confidencias
que jamás se escucharán en otros mundos.

Las estatuas se llevan las palabras, las cosas no vividas,
las frases que se fueron al abismo.
Una fuente sonora tintinea en la herida más profunda
como símbolo altivo de la sangre.

Las campanas repican
a misa de difuntos
y un carillón lejano se hace eco
del ladrido de un perro.

Teatros como máscaras de agua
invierten sus momentos
antes de que la lluvia los delate.

Un cine,
que en otro tiempo fue algo mítico,
se extinguió en la memoria.

Mercados que se esmeran cada día
por llevar la ciudad
al eterno retorno...

Las calles laberínticas me llevan
a través de las luces de la tarde
a un espacio sin nombre...


Ana Muela Sopeña

EN ZONAS ABISALES

*
El camino iba separándolos
a pesar de que ella
navegaba en un lastre de pasión
que pedía regreso
en medio de la sombra y de la luz.

Pero todo indicaba
que volver
era cada vez más imposible.

Su mente se aferraba
a la opción clandestina
de la oportunidad
o de un quizás.

El cuerpo de ella amaba su energía,
su piel y su saliva,
su magnetismo atávico,
su aroma,
.....y su respiración,
sus músculos de acero,
sus huesos entrenados
.....en el sueño...

Su espíritu esperaba
que él se derrumbase en la tristeza
para poder brindarle
el consuelo y el bálsamo
de las lágrimas blancas.

Su sentimiento era
la vibración de un mundo
sumergido
en zonas abisales.

Ella
deseaba volver
a aquel instante lúdico
que como semilla primigenia
les cautivó en visiones...

Pero todo avanzaba hacia otro lado,
un lugar con neblina,
más allá del espejo...

Un lugar donde él
iba a encontrarse con su sombra
y la distorsión de sus imágenes
en experiencias lúbricas
que antes
hubieran sido bellas,
su premio tras batallas
cotidianas...pero ahora...
eran simples delirios.

Y ella
iba a encontrarse
con la soledad más infinita
a través de las horas
ataviadas con luces inconclusas.

El camino iba separándolos
y no entendían nada,
pero había que seguir
como si todo fuera igual
que en otras ocasiones...


Ana Muela Sopeña

LLUVIA EN MI MEMORIA

*
Una mujer deambula en soledad
entre la lluvia suave de la tarde.
Cabizbaja contempla las aceras
bajo un paraguas sórdido,
olvidada de todos.

En la avenida un árbol
preside con sus ramas la visión
de una chica delgada
que camina veloz bajo la lluvia.

Los coches invisibles
atraviesan los charcos
de una carretera entre la niebla.

En una marquesina de autobús
la gente se refugia con sus botas,
sus paraguas, sus guantes y plumíferos.
El autobús no espera a los cobardes.
Se lleva a los viajeros,
tan sólo un hombre anciano
permanece esperando...

Muchos seres anónimos
transitan bajo lluvia con nostalgia
de tiempos consagrados al amor.

Un hombre va camino del trabajo,
se desplaza con prisa
muy próximo a los coches.

Se contempla muy nítido
el empedrado de las calles,
mientras la lluvia cala la ciudad,
la gente y sus historias.

Tras los cristales
lluvia melancólica,
incesante en su juego de tristezas.

Frente a un café la lluvia
permite divisar a las personas
transitando muy rápido
a la hora del crepúsculo.

En un parque hay un quiosco
y un hombre se columpia
con la lluvia
bajo las crueles nubes sin futuro.

Una calle con tiendas,
ahora con llovizna solitaria,
recuerda los relatos de la ausencia.

Un parabrisas limpia los cristales
de un coche sumergido
en el aguacero silencioso.

Una avenida grita en el mutismo
al tiempo que las gotas
arrasan con la vida cotidiana.

Una mujer se sube
al tren de los desvelos
mientras llueve.

Desde un café perdido en los suburbios
un hombre mira en pie
la lluvia gris.

Y las gotas conforman
los círculos concéntricos
en un lago del parque.

Un violinista en sombra
hace sonar su música
mientras los transeúntes
pasan bajo las aguas.

Dos ancianos caminan lentamente
bajo la lluvia tenue
en una plaza.

Las sillas y las mesas
de una terraza al aire libre
reciben una lluvia torrencial
al tiempo que la gente
avanza despistada
buscando guarecerse bajo un techo.

Y los seres transitan melancólicos
bajo la lluvia cruel de la memoria.

Desde una tienda abierta
tras los escaparates de cristal
se observan los vehículos con faros.

Una pareja avanza bajo lluvia
entre el humo del tráfico.
Se abrazan mientras buscan el refugio
de su paraguas negro.

Hay un pintor que exhibe su acuarela
al lado de otro hombre,
música callejero,
que tiene un violonchelo con su funda
y la lluvia corteja a los artistas
con sus manos de bruma.

Dos gatitos escapan de la lluvia
debajo de una mesa de metal.

Y los charcos prosiguen recibiendo
las gotas incesantes
que van formando círculos concéntricos.

El viento huracanado
acompaña a la lluvia
y una mujer se obliga
a cerrar su paraguas.

Colas interminables de personas
que andan muy deprisa entre los charcos
y estos, imperturbables,
reciben de la lluvia su misterio.

Una mesa extraviada
de una cafetería
en una acera.

Los canales de tejas
conducen riachuelos del tejado
a las tuberías laterales.

Un banco solitario
mojado por la lluvia,
en mitad del invierno.

Los faros de los coches
permiten que la lluvia
se vea con neblina
en la oscuridad tras el crepúsculo.

Hay muchos conductores
que ruedan sobre charcos con el barro.

Un autobús nocturno
para y se lleva gente a su destino,

mientras la lluvia sigue
cayendo sobre el mundo y mi memoria.


Ana Muela Sopeña

miércoles, 11 de enero de 2017


MUÑECO DE NIEVE

*
Los niños poco a poco
han hecho este muñeco
con la nieve caída en unas horas.

Es un precioso amigo
para jugar en el invierno.

Me desliza despacio
hasta lugares blancos de mi infancia.

Se columpian visiones
de imágenes antiguas color sepia.

Álbumes familiares olvidados
entre las cosas del desván.


Ana Muela Sopeña

SERANTES CON NIEVE

*
La nieve en el Serantes
desafía al invierno.
Sorprende con su manto de belleza
más allá de los límites del tiempo.

Entre la niebla el frío se hace eco
de todos los misterios más ocultos.

Altivo el Serantes
se alza contra el cielo con las nubes.

La luz deja pasar
la historia contenida en paraísos.

En la contemplación
abarcamos el mundo de la infancia
y vemos solamente
la nítida apertura hacia lo alto.

Se libera la mente
al divisar el monte sin fisuras
en medio del paisaje.


Ana Muela Sopeña

TU IMAGEN ENTRE NIEBLA

*
La ciudad se despierta
con lluvia en las aceras y en los coches.
Todo me habla de ti,
hasta el silencio.
Los parques, los jardines y las plazas
contienen la nostalgia de tu piel
y me llevan a espacios interiores
donde no existe el tiempo.

La gente atareada con sus prisas
camina sin saber a dónde va.

Los árboles sacuden con el viento
sus ramas sin fisuras.

El invierno ha inundado
los barrios marginales
y el centro de la urbe.

No consigo olvidar
tu imagen entre niebla
cuando llegabas a mi encuentro sonriente.

El agua debería diluir
tu recuerdo en mi memoria
y traerme de vuelta la libertad perdida,
pero todo es inútil.

Las visiones de ti persisten en mi alma
a pesar de los días transcurridos
desde el último adiós.


Ana Muela Sopeña

REFUGIADOS SIRIOS EN LA FRONTERA CON SERBIA

*
A veinte grados bajo cero,
en cola, esperando la comida,
casi muertos por causa de la nieve,
con grave hipotermia
comen un plato frío de legumbres
y un trozo de pan.

Mientras...
al otro lado de pantallas
de la televisión interminable
los platos incesantes
de una gastronomía elaborada.
La gente en sus salones
con la calefacción, llena de ropa,
disfruta de la nieve
en estaciones de esquí...
como un placer del mundo y de la vida.

A veinte grados bajo cero,
muchos seres humanos
que han huido de la guerra,
de un genocidio cruel, absurdo y cínico
intentan encontrar cobijo y víveres
a pesar de miradas bien hipócritas
llenas de indiferencia tan ajena.

Y el egoísmo sigue
tras otra navidad plena de nada,
envuelta en los turrones, cava, dulces,
regalos y palabras casi huecas.

A veinte grados bajo cero,
los niños refugiados se preguntan:
¿por qué a mí?
¿qué hemos hecho nosotros para esto?

Y la pregunta flota en el ambiente
de esta existencia dura y sin sentido
que abraza cada hora
con la depredación de la locura...


Ana Muela Sopeña

A LO LEJOS LA LLUVIA

*
En la noche se teje el calendario
de la herida que busca disolverse
en las aguas de un tiempo sumergido
en la nostalgia apátrida.

A lo lejos la lluvia me permite
escuchar el silencio de las calles,
los motores de coches y camiones
surcando carreteras en la niebla.

El reloj va marcando ciegamente
las horas del insomnio y del recuerdo
en una evanescencia
de la fugacidad de nuestra historia.

Las sombras ya no pueden detenerse
entre la bruma cruel de las aceras,
un perro extraviado
ladra mientras la gente está durmiendo.

Las estrellas presiden los rituales
de una liturgia siempre en movimiento
que abraza la belleza y el olvido
hasta que el cuerpo aguante.

Tras los cristales suena el aguacero
que lava los espíritus de piedra
en esta oscuridad de la obsidiana
trayendo la esperanza de otro día
tras la magia del alba...


Ana Muela Sopeña

martes, 10 de enero de 2017


SORTILEGIO DE SOMBRA

*
Siento
la
herida,
sortilegio
de
sombra.
Noche
sin
tiempo.


Ana Muela Sopeña

LA URBE SE HA VESTIDO DE SILENCIO

*
En la sombra recuerdo nuestros besos
ahora que los ángeles oscuros
han encerrado todo en callejones
donde no pasan coches, en suburbios.

La urbe se ha vestido de silencio
y la luz de letreros luminosos
compite con estrellas en la noche.

Un animal me sigue por las calles
en la respiración de los enigmas.

Un semáforo en rojo me detiene
y farolas antiguas, solitarias,
me dejan ver los gatos
entre los edificios embrujados.


Ana Muela Sopeña

lunes, 9 de enero de 2017


OLA DE FRÍO

*
El frío ha invadido el mundo sin fronteras
y la nieve se ha hecho
la reina de las calles y caminos.

Al mismo tiempo todos
sentimos ese gélido tormento
que nos lleva por sitios innombrables,
donde no existe nada
salvo la soledad de un frigorífico.

El planeta no puede caldearse
y nuestros corazones van bajando
hacia la hipotermia tan temida.

El granizo destruye las cosechas
y el viento por debajo de diez grados
nos golpea con fuerza.

Y nuestras almas saben de los hielos,
en mitad de las horas de la noche.

No bastan los abrigos, los plumíferos,
los guantes, las bufandas y los gorros,
el frío es excesivo
y no sabemos ya cómo paliarlo.

Nuestro espíritu se acerca en el sigilo
a la escarcha en las ramas de los árboles.

Los cuerpos congelados se hacen nítidos
en medio de los sueños
y la ola de frío nos permite
sintonizar con esa sensación
de la supervivencia en pleno bosque.

Los ojos de la gente
se han solidificado con el frío.
Ya no miran con lágrimas las cosas.
Están
anestesiados,
incluso cuando miran
el sufrimiento de otra gente.

El invierno es el rey
de esta ola de frío
tan antigua y tan nueva al mismo tiempo.

"Lumi"
en finlandés
es la nieve que aún está cayendo.

"Pyry"
una lluvia de nieve.

"Myräkkä"
la tormenta de nieve.

"Rae" es el granizo.

"Räntä" es el aguanieve.

"Tuisku" una lluvia de nieve
con viento fuerte.

"Laviini"
pequeña avalancha.

"Hyhmä" es la nieve flotando sobre el agua.

"Loska" es la nieve muy húmeda;
nieve, agua y barro entremezclados.

"Sohjo" es aguanieve, agua y nieve mezcladas.

"Ahto" hielo roto y luego vuelto a helar.

"Ahtauma" formación de hielo a la deriva.

"Jää" es hielo.

"Kide" son cristales de hielo.

"Kohva" es hielo gris formado
sobre nieve húmeda.

"Paane" es hielo en capas.

"Railo" es una cresta de presión
en el hielo.

"Röpelö" es hielo que no está liso, desigual.

"Tökkö" es hielo con helada en su parte superior.

Así hasta cuarenta palabras diferentes
para definir tipos de hielo, nieve, escarcha.

Es algo asombroso
que nos hace sentir cómo el lenguaje
es siempre magia pura
y los conceptos
cambian según países...

Esta ola de frío
se está cobrando vidas.

Y ahora es el momento
para encender estufas, chimeneas
en nuestros corazones
maltrechos e insensibles
ante las noticias cotidianas...


Ana Muela Sopeña




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Las 40 palabras para nieve en finés:
http://www.biginfinland.com/palabras-para-nieve-fines/

domingo, 8 de enero de 2017


UN CAFÉ

*
Un café...
que nunca tomaremos,
perdidos en un diálogo sin aire.

Las palabras sumergidas
en lugares sin agua.

Los sonidos sin tierra, inaudibles.

Las frases inconexas, sin el fuego.

Un café...
que quizás algún día
se derrame en las plazas de otro sueño.


Ana Muela Sopeña

sábado, 7 de enero de 2017


TU SILENCIO

*
Tu silencio parece
la última palabra
antes de glaciaciones en el Ártico.

Entre la nieve abrazo
la respiración de la ciudad.

En mitad de la niebla
la escarcha es un presagio
de la melancolía soterrada
en la piel de la sombra.

Tu silencio es tan frío
como los territorios de Siberia.

Camino por las calles
con gorro, con bufanda y con guantes.

El termómetro marca cuatro grados.

Y todavía más...
la temperatura sigue bajando.

El silencio me lleva
por las espirales de la nada...

El animal que habita en mi interior
se prepara despacio
para la hibernación...


Ana Muela Sopeña

viernes, 6 de enero de 2017


TÉ DE GINSENG

*
A Leticia Garriga, gran amiga, escritora y poeta


La belleza del mundo es de cristal
en mitad de la herida y una nube.
Tisanas de poleo en el confort
ilusionado en cisnes de origami.
Calendario con fotos y un tictac
irradiando la luz de un colibrí,
amando los espacios de tormenta.

Grutas llenas de vida, té de ginseng,
asombro en los caminos de maleza.
Restauración de reinos en tu ser,
ráfagas de poemas en el mar.
Iridiscencia llena de maní
gestos entre la escarcha, en zigzag,
amarrados al ángel de la guarda.


Ana Muela Sopeña

LUCES NAVIDEÑAS

*
Entre edificios
las luces navideñas.
Niños risueños.


Ana Muela Sopeña

miércoles, 4 de enero de 2017


DESTINO

*
A través de mi luz
te sumergiste en mundos
donde el amor amaba
a tu sombra maldita,
donde el ángel oscuro
contraía su rostro
al mirar tu gran pánico
arrastrado sin graves consecuencias
desde la lejanía de tu infancia.

A través de tu sombra
me adentré en los abismos
donde sentí el pulso
de mi luz primigenia,
donde un hada radiante
expandía sus alas
al observar mi vuelo
contenido por largos períodos,
para vivir con fuerza
el destino no escrito
en el libro del mundo.


Ana Muela Sopeña

MELANCOLÍA

*
Pasan las horas
y contemplo la lluvia.
Melancolía.


Ana Muela Sopeña

HUESOS

*
A veces la belleza es sólo humo
enterrado en la esencia de las cosas
y todo se disuelve con las rosas
bañadas en la noche con un brumo.

Experiencias errantes se diluyen
con las horas perdidas en la arena
y luego la emoción es sólo pena
sumergida en recuerdos que destruyen.

El tiempo transcurrido es sólo olvido
que se marcha sin música a la nada
y pronto se asemeja a las tinieblas.

Por eso hay que soltar ya lo vivido,
antes de que la muerte nos invada
y nos convierta en huesos entre nieblas.


Ana Muela Sopeña

martes, 3 de enero de 2017


ESTAMBUL

*
A las víctimas del atentado del club "Reina" de Estambul


La sinrazón actúa
como ráfaga alada de la muerte.

Un hombre disfrazado
irrumpe y dispara
con su arma automática.

Mientras la gente baila
para festejar el Nuevo Año.

El hombre enviado
sin alma ni conciencia,
una bestia con códigos extraños
siega vidas de seres inocentes.

El aire se ha vestido de dolor
en mitad de la fiesta.

Las víctimas ya no pueden hablar
y sus familias lloran
en la perplejidad y confusión.

Solloza el mundo entero
en medio de los fuegos de artificio.
Lágrimas enraizadas
en el planeta Tierra.

Elevo una plegaria
al corazón más puro
de hombres y mujeres de buena voluntad,
sin importar su raza o su color,
sus dioses...
o sus libros sagrados.

Porque...debemos preguntarnos:

¿Los dioses han creado a los humanos
o los humanos han creado a sus dioses
a su imagen y semejanza
para exorcizar el miedo oculto
a lo desconocido?

El luto ensombrece nuestro espíritu
en mitad de estas fiestas de año nuevo
y elevamos plegarias
para recordar las treinta y nueve
víctimas inocentes
de esta absurda masacre...
y los sesenta y nueve heridos
que aún están sufriendo y preguntándose
¿por qué a mí?


Ana Muela Sopeña

SEIS HAIKUS

*
Dame
tu
mano
en
la
sombra
del
mundo.
Inspiración.

Quiero sentir
las estrellas galácticas.
Piel de universo.

Amo el crisol de los relojes cósmicos entre los sueños.

Te doy la fuerza de mi alma desnuda, en nebulosas.

Árbol alquímico
con piedras de misterio.
Luna de enero.

Luz
del
enigma,
paisaje
de
belleza.
Iridiscencia.


Ana Muela Sopeña

TRANSMUTACIÓN

*
De madera es mi llanto
de metal mis recuerdos
de éter mi nostalgia
de sangre mi tristeza.

Pero un árbol sonríe
y los barcos del Abra me llevan al olvido
y el aire del invierno trae el júbilo
y mis huesos abrazan
todo lo que me queda aún por descubrir.


Ana Muela Sopeña