martes, 24 de enero de 2017

EN EL CLUB

*
Los solitarios paran en el club
donde un saxofonista
interpreta canciones de otro tiempo.

Un hombre anodino,
que viste siempre en gris, negro y azul,
se toma un whisky doble,
sentado en una esquina de la barra,
a la espera quizás de alguna música
que le haga recordar su pasado ya muerto.

Una pareja estrena
su pasión cortejada por la bruma.

Una mujer borracha
aguarda la llegada de su chulo.

Todo es como una escena de película,
con sus luces muy tenues
y su decoración algo anticuada.

Los solitarios paran en el club
para ahogar sus penas en alcohol
y desnudar su alma
al dios desconocido del momento.

Hoy el hombre anodino
se irá pronto a su casa.
Mañana empezará las reuniones
de alcohólicos anónimos
y quiere llegar sobrio,
así que bastará con una copa.

El club es el hogar de los perdidos,
pero también lugar para el encuentro...

Esta noche la luna está menguando
y la nostalgia huye hasta esconderse
en mitad de la niebla de algún sueño
de un noctámbulo errante...


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

"Todo es como una escena de película..." sí, un guión de película como las que me gustan, con personajes heridos de soledad e ilusión, perdedores abrazados a alguna ínfima última esperanza, buenos tipos o minas gambas, diría el tango, que no supieron cómo, dónde, cuándo ni por qué.

Abrazo, Ana. Me encantó tu cinematográfica poesía.

Ana Muela Sopeña dijo...

Son personajes perdedores, como la vida misma. Todo lo vamos consiguiendo y perdiéndolo. Al final...la muerte que es la pérdida absoluta...

Un abrazo
Ana