*
La ciudad se ha quedado
fría como mi alma abandonada.
Recuerdo nuestras citas
imantadas por árboles de parques
y bancos solitarios en paseos.
Aquella sincronía
de nuestras charlas llenas de preguntas,
memorias con historias de otra gente,
las risas y tristezas, el dolor...
entremezclado todo con el éxtasis.
La ciudad se ha quedado
fría como la Antártida y su hielo.
Ya no sé qué pensar.
¿Por qué tú decidiste
extinguirte en el humo más oscuro
desapareciendo silencioso?
No encuentro las respuestas a este enigma,
pero debo seguir
mi camino sin ti, pese a la helada...
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Claro que debes seguir. No hay otro lugar adonde ir.
Bello poema-llama entre tanto frío.
Abrazos...
Hay que seguir, sí...
Aunque duela...
Besos
Ana
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