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A veinte grados bajo cero,
en cola, esperando la comida,
casi muertos por causa de la nieve,
con grave hipotermia
comen un plato frío de legumbres
y un trozo de pan.
Mientras...
al otro lado de pantallas
de la televisión interminable
los platos incesantes
de una gastronomía elaborada.
La gente en sus salones
con la calefacción, llena de ropa,
disfruta de la nieve
en estaciones de esquí...
como un placer del mundo y de la vida.
A veinte grados bajo cero,
muchos seres humanos
que han huido de la guerra,
de un genocidio cruel, absurdo y cínico
intentan encontrar cobijo y víveres
a pesar de miradas bien hipócritas
llenas de indiferencia tan ajena.
Y el egoísmo sigue
tras otra navidad plena de nada,
envuelta en los turrones, cava, dulces,
regalos y palabras casi huecas.
A veinte grados bajo cero,
los niños refugiados se preguntan:
¿por qué a mí?
¿qué hemos hecho nosotros para esto?
Y la pregunta flota en el ambiente
de esta existencia dura y sin sentido
que abraza cada hora
con la depredación de la locura...
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Otra crónica poética impecable, Ana.
"Navidad plena de nada..." Me exime de mayores comentarios. Abrazo.
¡ Cuanta razón Ana ! Besos.
Gracias por venir, Carlos:
Abrazos
Ana
Agradezco, Teresa, tu paso por este poema.
Besos
Ana
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