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De pequeña dormía en las camas de arena,
soñaba con espejos y bosques encantados,
jugaba con muñecas y también con soldados,
contemplaba los barcos para extinguir la pena.
Los domingos salía de mi prisión de almena,
para ensoñar el mundo con osos olvidados
y adentrarme en los huecos de círculos blindados
y así atrapar la vida y eludir la condena.
Los años transcurrieron y encontré una visión
escondida en los cofres de ámbar y cristal,
en la fisura suave de una gran nube azul.
Después vinieron cambios, se rompió el corazón
y los trozos cayeron en mi zona abisal
hasta que resurgí de mi negro baúl.
Ana Muela Sopeña
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6 comentarios:
Impecable soneto.
Eso tienes, Ana, una zona o sector donde reflejarse o identificarse.
Abrazo.
Magnífico soneto, Ana, precioso, te felicito, amiga.
Encontraste poesía, o ella te encontró a ti.
Siempre grato venir a leerte, siempre bello, gracias
Un abrazo muy grande
montserrat
Si, la poesía te encontró y cada día te reclama y tel lena de luz y de magia.
Muchos besos, Ana
Muchas gracias, Carlos, como solemos comentar...salió así este soneto.
Un beso grande
Ana
Me alegra, Montse, verte por aquí...
Besos a montones, amiga
Ana
Agradezco, Soco, tu paso por mi soneto.
Un fuerte abrazo, poeta
Ana
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