jueves, 19 de enero de 2017

SIN TECHO

*
Cuando vuelvo a mi casa cada noche
contemplo a un hombre solo, abandonado,
durmiendo a la salida
del supermercado Carrefour.
Con él lleva su casa:
un saco de dormir, dos mantas viejas,
una pequeña bolsa y un perrito.

Aparenta quizás sesenta años.
La gente le da algo de dinero
o le lleva comida.

Por la noche reposa y habla solo,
tapado con las mantas.

Durante el día simplemente está sentado,
deja que pase el tiempo. A veces se levanta y compra pan.

La gente también lleva para el perro
algo de comida.

Hoy el termómetro marcaba seis grados,
pero mañana o pasado
bajará a cuatro bajo cero.

No sé cómo podrá aguantar el frío.

Hace unos días pude ver a un empleado
del ayuntamiento
hablando con el hombre.

Pensé que igual se lo llevaban a un albergue,
pero no...
sigue en el mismo sitio...

y la temperatura sigue bajando...


Ana Muela Sopeña

8 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Otra memorable crónica urbana. Como un documental que detecta, sin intervenir ni pretender cambiar el curso de los acontecimientos, sólo como testigo poético de la inequidad social o moral, no sé bien... Insisto con aquello de los Talkin' Blues.

Abrazo, Ana.

Nahuel dijo...

Qué triste historia Ana, la belleza de las realidades tristes y cotidianas es triste en sí.

Saludos, Nahuel.

Ana Muela Sopeña dijo...

Sí, me gustaría cambiar el curso de los acontecimientos, pero no es tan fácil ya que a veces he intentado cambiar algo (otras cuestiones también candentes) y no me han hecho ni caso.

De todos pienso que si se me ocurre alguna manera de que ese hombre duerma en un lugar caliente la llevaré a cabo. En Madrid y Barcelona, con esta ola de frío la Cruz Roja se ha llevado a los indigentes a lugares calientes, les ha dado mantas, ropa nueva y comida caliente.

No es una solución a su existencia abandonada de todos, pero al menos no morirán de frío.

Un abrazo
Ana

Ana Muela Sopeña dijo...

Así es, Nahuel...

Besos
Ana

carlos perrotti dijo...

Aquí (modalidad que nos ha quedado de la recordada crisis del 2001) los vecinos nos juntamos para acercarles ropas, comida, medicamentos de venta libre... Afortunadamente hoy (no era así no hace mucho) el Gobierno de la Ciudad ha comenzado a abrir albergues "nocturnos" para las personas que viven "en condición de calle". Es decir, con un poco de todos se hace mucho.

Abrazo, Ana. La solidaridad es otro de tus enormes atributos y me reconforta que no sólo lo expreses en tu poesía, comprobando que también hay hechos poéticos concretos como ayudar al otro.

Ana Muela Sopeña dijo...

Justo ayer me enteré de que a este hombre le han ofrecido hace unos días ir a una especie de albergue recién creado, pero se ha negado. Ha dicho que prefiere ser libre y estar donde quiera. Yo creo que ha tenido miedo de que le quiten su mascota y de que le den órdenes todo el tiempo. Ya ves...

Un abrazo
Ana

carlos perrotti dijo...

Tal cual. Aquí pasa igual. Finalmente no quieren permanecer en un albergue, prefieren su libertad, de ahí que el Gobierno de la Ciudad mantiene esos lugares sólo en horario nocturno por si necesitan un plato de comida caliente, darse un baño o una cama hasta la mañana siguiente...

Ana Muela Sopeña dijo...

Claro, lo entiendo. La verdad es que son vidas muy dolorosas. No es lo mismo que les cedan un piso y dinero que llevarlos a un albergue. Allí no se sienten personas, por los horarios, por el trato que les dan, por la comida (suele ser bastante mala y mal cocinada), por la falta de libertad.

Es algo terrible...

Aquí, en mi provincia, cada vez hay más gente que vive en la calle. Hombres, mujeres y...de todas las edades.

Es el reflejo de la dureza de esta sociedad.