*
Los bares van contando nuestra historia
y las tiendas parecen
testigos mudos
de la complicidad y la locura.
Los pubs ya no recuerdan
nuestras conversaciones sigilosas.
Hay amnesia en los parques infantiles:
en el tobogán y los columpios.
Los quioscos nos observan
a través de personajes
de las revistas y periódicos.
Marquesinas envueltas en la bruma
con la gente esperando al autobús.
La soledad se convierte
en el grito cotidiano
que inaudible se oculta a los ojos del mundo.
Las estaciones sueñan
al tiempo que la lluvia nos protege.
Ana Muela Sopeña
lunes, 6 de febrero de 2017
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4 comentarios:
Cuando uno siente que todo se ha olvidado de uno... Puedo identificarme con eso. Cómo puede ser que todo pierda su memoria!
"La soledad se convierte
en el grito cotidiano
que inaudible se oculta a los ojos del mundo..." Todo dicho.
Abrazo.
Que hermoso, Ana.
Cada vez me toca mas tu poesía.
Otro abrazo
Gracias, Carlos:
Así es, la ciudad se olvida de nosotros, las personas y esa persona especial también. Entonces hay que volver a recuperar la memoria de las cosas y de las personas.
Es difícil, pero no imposible
Besos
Ana
Muchas gracias, Soco, por venir y dejar tu huella entre estos versos nostálgicos.
Besos a montones
Ana
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