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Belleza mineral del sueño suave
que vive en los confines del silencio
y arranca los gemidos a la almohada
en donde tú no estás por los tres miedos.
El miedo a ser atado por mi piel,
el miedo a que la muerte te haga eco,
el miedo al extravío de tu sombra.
Todo lo que tememos va a un espejo.
Instinto sumergido en lo abisal
recuperado ahora sin la historia
donde guardar el mundo sin heridas
y despertar el lujo de una rosa.
Locura en la penumbra de lo nuestro
arrojado en el fuego de una ola
que busca disolver en su sal blanca
los gritos consagrados a la diosa.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Los miedos a los que deberíamos perderles el respeto y, buena idea, dejarlos encerrados en un espejo y pegar la vuelta y jamás volver a verlos.
Abrazo, Ana.
Los miedos...sí...
Un abrazo
Ana
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