*
La niebla me inundaba en la distancia
mientras un mundo suave
como un ángel de luz se presentó.
En la noche las horas pasaban lentamente.
Crucé el paso cebra de la calle y contemplé farolas solitarias.
Divisé entre la bruma tus ojos en el sueño
y mi piel que hibernaba
sintió el calor del sur en nuestro roce.
Unión entre los árboles
al tiempo que los pájaros nocturnos
presidieron el alba disolviéndose
en la melancolía de la historia.
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
El ángel de la melancolía sobrevuela tus versos, Ana.
Abrazo...
Gracias por venir...
Abrazos
Publicar un comentario