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Tejo y destejo el mundo cada noche
para olvidar que fuimos uno solo.
En tardes clandestinas
mirábamos la lluvia y los reflejos
de la niebla dispersa entre las calles.
Cada mañana el sueño nos llamaba
a cultivar lo frágil
dentro de la belleza más efímera.
Tejo y destejo el mundo cada instante
para aguantar el frío de tu ausencia.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Una conmovedora maravilla tu poema. Es perfecto en letra y espíritu.
"Tejo y destejo el mundo cada noche
para olvidar que fuimos uno solo..."
Inolvidable. Debiera copiar y pegar todo el poema.
Abrazo sin sombrero, Ana!
Gracias, Carlos, por tus palabras tan efusivas.
Un abrazo grande
Ana
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