*
La ciudad se ha vestido de silencio.
Ahora la belleza está de luto,
escondida en los muros
del frío cementerio.
Una mujer anónima en su sueño
percibe entre los árboles lo oculto
envuelto en las raíces y en el humo
y presiente en el aire antiguos miedos.
En el camino mira a un gran lobo
que parece retarle
en mitad de las horas.
Contempla fijamente con sus ojos
y advierte cómo arde
la realidad de sombras.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Me siento identificado con esta atmósfera como jazzera de sueño... Me encantó, ANa.
ABrazos!
Muy agradecida, Carlos, por tu paso por este poema.
Un abrazo
Ana
Que pena los miedos, que dolor ver en el lobo un miedo, que insufrible razón hace que la humanidad pueda tener miedo de la humanidad.gracias por compartirte en tu belleza eterea.manel
Gracias por venir y dejar tu huella entre estos versos, Manuel:
Abrazos
Ana
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