*
Las calles nos recuerdan
mientras la gente va desperezándose
y retorna al inicio de las cosas
como si no pasara nada.
La lluvia va cayendo lentamente
en medio del vacío existencial.
Te miro en la distancia
mientras los coches pasan.
Me miras en silencio,
atrapas el instante de la herida
y lo conviertes pronto en otra imagen.
Todo habla de lo eterno:
el roce de tu piel contra mi vientre,
la luz en la ventana,
la sombra del exilio
en el cementerio de cenizas.
La mañana se muestra en su mutismo
para el habitante de las horas.
Ana Muela Sopeña
domingo, 19 de marzo de 2017
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4 comentarios:
Todo habla de lo eterno... Todo dicho, Ana. Y que así sea.
Abrazo grande!
Gracias por venir...
Un beso
Ana
Un placer leerte Ana. Hermoso final.
Un abrazo,
María
Me alegra verte por aquí, amiga.
Besos a montones
Ana
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