*
Las calles permanecen solitarias
en este mes de agosto tan sombrío
mientras suena la música lejana
de las fiestas del verano.
Respiro sin saber adónde voy
y contemplo la ría con sus barcos,
mientras la noche cae
con reflejos de árboles
que parecen fantasmas en lo oscuro.
Me pregunto si todo es un teatro
y sigo caminando por el muelle
al tiempo que las nubes toman formas
de animales fantásticos.
Los días ya se acortan...
Las luces del crepúsculo se adueñan del entorno
como si fuesen almas extraviadas
que regresan
del otro lado del espejo.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Magnífico poema descriptivo-perceptivo de cuando anochece y se despierta la percepción. No sé cómo decirlo.
"...como si fuesen almas extraviadas
que regresan
del otro lado del espejo."
Qué maravilla, Ana. Abrazos...
La poetisa vislumbra al errante vagabundo, romero solitario en su evocación de los días cálidos cercanos. La frialdad de la calle, unánime solitaria, enfatiza visiones oníricas de fantasmas arbóreos que se alejan con el río de Heráclito, mientras el espejo del amanecer lo retorna, ahora, diferente; luego de los placeres refinados de la noche.
Me alegra, Carlos, que el poema te haya gustado.
Siempre es un placer verte enredado a mis versos.
Gracias, amigo
Un abrazo grande
Ana
Eliéser:
Agradezco tus palabras profundamente. Que este poema de visiones nocturnas y oníricas te haya llegado me complace.
Abrazos fraternos
Ana
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