viernes, 15 de diciembre de 2017

DE HERIDAS

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La noche sabe de heridas en el alma y en el cuerpo. Todo parece una escena de película francesa. Escucho el rumor del agua y los barcos en la ría. La belleza de lo oscuro, el sonido de los coches. La noche sabe de sangre detenida sobre el llanto y de las lágrimas negras que interpretan la tragedia. El tiempo ya no me ayuda con sus horas y campanas. Todo se ha vuelto de aire en el pabellón del trueno. La noche ya no respira mientras miro sin mirar el pasado evanescente, las historias de mi vida. Recuerdo los cantos tristes en las calles silenciosas, el olvido de los muertos, las palabras de lascivia. La noche sabe de heridas enredadas en las nubes y yo me voy disolviendo en las páginas de otoño; para convertirme en nadie, para convertirme en nada.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Extraordinario. Lo mejor que te he leído. Abrazo.

Tu prosa contiene, además, versos sencillamente inmejorables en letra y en espíritu insuperables: "Todo se ha vuelto de aire en el pabellón del trueno", por ejemplo. Me saco el sombrero que no llevo, Ana. Genial. "La noche ya no respira mientras miro sin mirar el pasado evanescente..."

Abrazo admirado!

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Carlos:

Yo veía este texto como algo normalito, pero me alegra que te guste tanto...

Abrazos