sábado, 16 de diciembre de 2017

NUMEN

*
El numen del dolor es pasajero
como efímera es
la vida en su conjunto.

Al principio es la sombra que corroe
nuestro espíritu herido por el tiempo.
Después la sal despierta nuestra alma
y caminamos ciegos
hacia el umbral del hambre.

Poco a poco la bilis se atempera.
El daño se va haciendo algo más leve
y fluye la esperanza.

El numen del dolor nos hace humildes,
nos baja sin excusas
del pedestal absurdo del gran ego.

Las lecciones se viven
con la densidad de la ocasión.

Cuando pasan los meses o los años
llega la indiferencia
donde antes hubo herida.
Acontece lo neutro, lo impasible,
en el lugar del trauma.

El hielo es como un fármaco certero.
Nos permite vivir
en mitad de un volcán en erupción.
Muertes, separaciones y traiciones.
Todo es como el nigredo
en el horno supremo de la alquimia.

Después de los procesos
sólo nos queda el oro,
para soñar conscientes con el amor primero
y la creación de las galaxias.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Uno convive siempre con sus heridas, hayan o no sanado, hayan o no dejado marcas, hayan o no desaparecido, hayan o no merecido ser hoy los galones que he has ganado por tal o cual batalla de tu vida... y así debiéramos lucirlas, sin pena y con orgullo, como hacen los lobos luego de su rima.

Abrazo amiga. Esto me hizo decir tu poesía...

Ana Muela Sopeña dijo...

Así es, Carlos:

Todo son experiencias y lecciones vitales que se quedan con nosotros.

En nuestra mano está saber seleccionar lo importante y el resto eliminarlo.

Un beso grande
Ana