sábado, 20 de enero de 2018


DOCE PINCELADAS

*
I

La lluvia me provoca
una ilusión abierta a la penumbra
en mis labios de arena.

II

Crepúsculo de besos
en la noche dormida,
mientras mi piel recibe tus caricias.

III

Un
hotel
clandestino
es
nuestro
cómplice.
Respiramos la tarde suavemente
mientras el sol se pone
en el horizonte de los sueños.

IV

Con mis manos de sombra
compruebo que la luz
es nuestra aliada.

V

El pulso de la niebla nos contiene
y nuestros cuerpos llenos de satélites
aterrizan sin miedo sobre el lodo.

VI

Un árbol desde el parque nos contempla
con sus ojos desnudos
y nos recuerda siempre que no hay tiempo.

VII

Un petirrojo herido
espera en una rama
el auxilio sagrado, su rescate.

VIII

Te miro sin que sepas que te miro.
Me miras de reojo
en la oscuridad, de madrugada.
Respiramos despacio, al unísono.
El aire nos convierte en un "nosotros".

IX

Todo inicio es el vértigo de algo.

X

A veces olvidamos
que la escucha es el bálsamo
que cura la tristeza insobornable.

XI

Un gorrión diminuto
posado en el alféizar
me envía los mensajes de los astros.

XII

El amor es un juego de ajedrez
hasta que se convierte en una danza.


Ana Muela Sopeña

miércoles, 17 de enero de 2018


SÍNDROME DE ULISES

*
La lluvia torrencial
preside sin preguntas
esta noche callada y misteriosa.

Todo parece un mundo peligroso
en mitad de la bruma.

El viento se entremezcla con el ruido
de los coches lejanos.

Un camión se hace eco
de las constelaciones.

El sonido del agua me recuerda
el flujo emocional
de la sombra escondida
en la oscuridad de las aceras.

Un hombre solitario
camina por las calles
paseando a su perro.

Las horas se presentan melancólicas
en la nostalgia apátrida.

Siente el vacío, preso de la luna.

Su familia quedó tras el océano
y ha venido tan sólo a trabajar.

El síndrome de Ulises le corroe,
pero sigue adelante
como si no pasara nada.

El aguacero le libera de sus cargas
y experimenta un hambre de infinito.

Deambula sin un norte
en la madrugada silenciosa.

Las farolas diluyen su tristeza
al tiempo que calcula
la cifra que podrá a fin de mes
mandar a su mujer, a Guayaquil.

Sonríe imperceptible.
Este mes no ha salido
con los compatriotas a beber.
Podrá enviar más plata...

Se contenta con poco
y entona una canción casi en susurros
que se pierde en sus huellas invisibles...


Ana Muela Sopeña

lunes, 15 de enero de 2018


TANKAS DE INVIERNO

*
Lluvia en las calles,
a lo lejos temblor.
Gatos mirando.
Los árboles se mueven,
nubes negras al fondo.

Frío de nieve,
los bancos solitarios.
El muelle solo.
Los barcos sobre el agua,
luna llena de enero.

Rachas de viento,
los ladrillos se caen.
Es peligroso.
Caminar por aceras
es siempre una aventura.

Un resplandor
bajo estrellas lejanas.
Luz del enigma.
Una farola sueña
con los hombres nocturnos.


Ana Muela Sopeña

domingo, 14 de enero de 2018


EL TIEMPO DE LA ROSA

*
Anochece en el tiempo de la rosa
antes de que la vida se truncara
en el espacio abierto del vacío.

Los edificios solos se consuelan
mientras la luna blanca se hace íntima
en la oscuridad del soñador.

La belleza de todo lo pasado
se cae por precipicios de misterio,
en aceras con árboles que callan.

Los pájaros heridos
preparan el futuro de los astros
más allá de las lágrimas de exilio.

Hay  arbustos con lluvia
que se esconden de todos los sonidos
mientras el agua inunda este paisaje.

Las calles permanecen silenciosas
tatuando en la piel de los transeúntes
las batallas perdidas
en los suburbios sórdidos.

Una farola alumbra la soledad del frío
mientras la sombra cubre la desdicha
de los olvidados del invierno.

La música se adentra por las plazas
y una mujer de niebla,
que lleva entre las manos un paraguas,
se va difuminando lentamente
en la distancia suave de la noche.


Ana Muela Sopeña

jueves, 11 de enero de 2018


EN LA PENUMBRA

*
El árbol silencioso de la noche
dormita en la penumbra.


Ana Muela Sopeña

LUZ

*
Labios de sal
una luz de grisú.
Zahiere un cáliz.


Ana Muela Sopeña

NORAY

*
La niebla se hace eco en el cristal
luminoso en un mundo de papel.
Una luz se ha vestido de tutú
en las calles que buscan una nube
volando sobre el hambre en Tel Aviv.
En la lluvia se ampara el alma suave

y un cúmulo de amor es mi noray.

¿Hasta dónde la estrella de Zaniah?
Alrededor de la urbe una tormenta
camina con el ritmo de un tictac
enamorado siempre de algún duende.

Frío sobre las plazas, cuadros naif,
rizando realidades desde el ser.
Irradiación del árbol de origami
ondeando el aroma de otro tiempo.


Ana Muela Sopeña

TANKA DE LUZ

*
A Carlos Perrotti


En el crepúsculo
las nubes de silencio.
Se ve una luz.
Los pájaros heridos
mientras el tiempo pasa.


Ana Muela Sopeña

AMANECER EN BILBAO

*
Un cielo de color rosa y turquesa
asoma con su suavidad de sueño
por el horizonte de la luz.

Los automovilistas miran algo
en su mente atrapada
por la sórdida zona de confort.

Yo en cambio me extasío
al contemplar el lienzo de la aurora
que me deja temblando en mi espiral
como mujer rendida
al asombro primero de lo único.

Abro el hambre de mundo que me nutre
y retorno al lugar de mis orígenes,
cuando sentía paz y plenitud
sólo por estar viva y respirar.

Conecto con el punto sumergido
en la belleza mágica del círculo,
donde todo se une con el vórtice
del infinito amor de lo que existe.


Ana Muela Sopeña

ALFONSINA

*
Ella se adentró en el mar de luz
para respirar sin dolor y en paz
y soñar desnuda con lunas y sueños de amor
y palabras de arena y sal...

Con la espuma blanca de la utopía
llena de esperanza y ya sin nostalgia,
para recordar la belleza del agua
y la fuerza encantada del mundo azul.

Se alejó en las olas con emoción
sin mirar atrás ni llorar por nadie,
en la oscuridad el misterio del alba
fue su verdadera señal de sol.

Al llegar la muerte miró sin miedo
todo su pasado de gran pasión
y fue diluyendo las horas amadas
entre caracolas y luz de mar...


Ana Muela Sopeña

ES BUENO HABER NACIDO

*
Espera en una esquina
al cliente que pare y la contrate.
Imagina su mundo más anclado
en los sueños de infancia.

Llega un hombre disperso
y desolado.
No sabe a dónde ir.
Camino del suicidio
siente su deambular
un paseo hacia el blanco cementerio.

Contempla
apoyándose sobre un edificio
a una chica insinuante que le llama.

Pactan precio y servicio.
Suben al dormitorio.
Él tiembla como un adolescente.
No puede funcionar...
pero ella le sonríe y no le cobra.
Le prepara un café.
Él llora, obsesionado, por su ex.
Ella conoce bien la sensación.

Quizás sea otro día
pero hoy no...
Hoy no terminará
con su sórdida vida.

Ella sabe que hay noches como esta
que le hacen sentir bien,
más allá del dinero,
más allá de las lágrimas
o de los orgasmos simulados.

Ella sabe que a veces
es bueno haber nacido...


Ana Muela Sopeña

miércoles, 10 de enero de 2018


HORAS DE VISIONES

*
Las calles permanecen silenciosas
mientras los pájaros nocturnos
inundan con sus trinos
la oscuridad de bruma.

Las aceras dormitan bajo lluvia
con susurros de árboles
que respiran enigmas
abrazados a horas de visiones.

Veo un escaparate de una tienda
con un cartel que dice:
"Se alquila" y un teléfono.

Fue una tienda de ropa singular.
Más cara que los bazares de los chinos
pero mucho más barata
que el resto de las tiendas.
Poco a poco perdió a sus clientes.

Ahora el local está vacío.
Nos recuerda la crisis
y un proceso que avanza sin parar:
la globalización.

Los lugares se van quedando solos
anclados en el tiempo trepidante
del dinero moviéndose
con abundancia y plenitud.

El frío nos recuerda la belleza
del misterio rendido al infinito.

Una plaza desierta
no olvida la canción de la nostalgia
prendida a toboganes y columpios
en un parque infantil abandonado
a la soledad de los suburbios.


Ana Muela Sopeña

OJALÁ

*
Ojalá que la noche
en la herida de sombra se dibuje
mientras la lluvia suena en mi ventana.


Ana Muela Sopeña

TODO SE ROMPIÓ

*
Se rompió el corazón lleno de magia
y apareció el vacío de la nada.

Desde la sombra
los círculos del agua.
Desesperanza.

Se rompió la belleza de un futuro
y apareció la eterna soledad.

Espiral fría
sobre el cuerpo del mundo.
Lluvia de otoño.

Se rompió la entrañable
complicidad enamorada
y apareció una nube
de traición y mentira.

Luna creciente
atardecer dormido.
Viento del norte.

Se rompió nuestra copa
de placer compartido
y aparecieron miles de cristales
horadando mi piel.

Luz sobre el cielo,
gaviotas a lo lejos.
El horizonte.

Se rompió nuestro vínculo
y apareció cruelmente la hipotermia.

Nieve en las cumbres,
inspiración eterna.
El aislamiento.

Se rompió la sonrisa de la luna
y apareció la amarga realidad.

Ciudad de acero
en edificios solos.
Sórdidas calles.

Se rompió nuestro mundo
y apareció otro sueño
que no pude hacer mío.

Portales, besos,
abrazos escondidos.
La nebulosa.

Se rompió nuestro espacio clandestino
y aparecieron brumas
llenas de tu experiencia y no la mía.

Una tormenta,
relámpagos azules.
Noche sin alba.

Se rompió nuestro tiempo
y emergió otra manera
de ver pasar las horas.

El muelle gris,
crepúsculo de barcos.
Neblina en la distancia.

Se rompió nuestra risa
y llegaron las lágrimas...


Ana Muela Sopeña

SIETE PUÑALES

*
El primer puñal fue frío
como el corazón del hielo.
Me abandonaste de pronto
y tan sólo sentí miedo.

El segundo puñal fue
duro como hoja de acero.
Me dejaste sin mirarme,
te fuiste hablando en el eco.

El tercer puñal fue agua
derramada como el viento
con insultos y agresiones
perdidas entre los sueños.

El cuarto puñal fue crudo.
Yo era una mujer sello
que avanzaba entre la bruma
en un vórtice de besos.

El quinto puñal de fuego
me lo clavaste en el alma
por los engaños pasados
cubiertos de mil palabras.

El sexto puñal fue ardiente
en mi espíritu de lava.
Yo era una mujer lluvia
y mi vientre era un mandala.

El puñal número siete
fue como apagar las brasas.
Me dijiste cosas crueles
y un adiós, como si nada...


Ana Muela Sopeña

TODO MUERE ENTRE LA NIEBLA

*
Ahora todo muere entre la niebla.
Disociada me siento con la sed.
Imantando la vida desde mí
o la belleza lúdica de un cuento
suena tu mundo lleno de serpientes.


Ana Muela Sopeña

sábado, 6 de enero de 2018


PERSEO

*
Mirfak
luce brillante
en el trono eonario
de cuánticos arcángeles,
donde no llegan gritos ni lamentos.

Algol,
el ojo de Medusa
a quien debemos decapitar
para seguir creciendo en la virtud.

Menkib
es un castillo de diamantes,
cegadora en su esencia
antigua y sacra.

Miram
es autopista
de viajeros galácticos
venidos a la Tierra en son de paz.

Menchib,
estrella que ilumina el adn
disuelto en la marea de la sangre
del humano espectral.

Atik,
consejera de sueños
que nos guía en la noche
hacia el norte de luz y de alegría.

Gorgonea Tertia
nos eleva hacia mundos
de eternos Querubines.

Gorgonea Quarta
nos acompaña regia, impasible,
por vías siderales
de la mano de áureos Serafines
en el viaje del alma.


Ana Muela Sopeña