*
Un cielo de color rosa y turquesa
asoma con su suavidad de sueño
por el horizonte de la luz.
Los automovilistas miran algo
en su mente atrapada
por la sórdida zona de confort.
Yo en cambio me extasío
al contemplar el lienzo de la aurora
que me deja temblando en mi espiral
como mujer rendida
al asombro primero de lo único.
Abro el hambre de mundo que me nutre
y retorno al lugar de mis orígenes,
cuando sentía paz y plenitud
sólo por estar viva y respirar.
Conecto con el punto sumergido
en la belleza mágica del círculo,
donde todo se une con el vórtice
del infinito amor de lo que existe.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Estás sembrada, Ana, como dicen por allá. Poesía que me pone de rodillas...
Abrazo admirado.
Que preciosidad, querida amiga, son tan bellos estos versos, me han encantado, dejado en mi interior una sensación de maravilla muy límpida.
Gracias, Ana, por tanta belleza desde siempre
Un abrazo muy grande, cariños
m.
(le cambié la dirección a mi blog, por si un día te acercas hasta allí...
https://imposiblelanoche.blogspot.com/
Gracias, Carlos, por tus palabras efusivas.
Ana
Me alegra mucho, Montse, que te haya parecido precioso este poema.
Besos
Luego miro tu blog
Ana
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