*
Espera en una esquina
al cliente que pare y la contrate.
Imagina su mundo más anclado
en los sueños de infancia.
Llega un hombre disperso
y desolado.
No sabe a dónde ir.
Camino del suicidio
siente su deambular
un paseo hacia el blanco cementerio.
Contempla
apoyándose sobre un edificio
a una chica insinuante que le llama.
Pactan precio y servicio.
Suben al dormitorio.
Él tiembla como un adolescente.
No puede funcionar...
pero ella le sonríe y no le cobra.
Le prepara un café.
Él llora, obsesionado, por su ex.
Ella conoce bien la sensación.
Quizás sea otro día
pero hoy no...
Hoy no terminará
con su sórdida vida.
Ella sabe que hay noches como esta
que le hacen sentir bien,
más allá del dinero,
más allá de las lágrimas
o de los orgasmos simulados.
Ella sabe que a veces
es bueno haber nacido...
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Es bueno haber nacido... Así se siente desde la dignidad. Quién dijo que todo está perdido.
Me ha encantado, Ana. Abrazo agradecido.
Gracias, Carlos:
Concebí este poema como una escena de película.
Un fuerte abrazo
Tal cual. Bien cinematográfica...
Me alegra que así lo veas...
Publicar un comentario