miércoles, 28 de febrero de 2018


NIEVE

*
El paisaje se abisma río abajo
con la nieve cayendo
sobre los altos árboles del bosque.

Se respira pureza entre la escarcha
que adorna quietamente
las ramas ateridas del invierno.

Un pájaro salvaje reposa en el silencio,
en su nido de amor, entre reflejos
del sol ensimismado.

El horizonte sabe de quietud
y despierta sin miedo
las horas del vacío.

La helada se parece a esos instantes
en que la vida pide otro comienzo
y fulmina sin falsa compasión
todo lo que toca.

Los animales huyen y se esconden
para sobrevivir dentro de cuevas.

Un hombre en su trineo con sus perros
recorre los caminos
como si todo fuera una aventura.

El termómetro marca
veintidós grados bajo cero.

La carrera comienza sin problemas.

Un circuito de cientos de kilómetros
recorrerán los Huskys Siberianos
tirando de trineos.

El ganador sabrá que su trofeo
es un sueño profundo que se cumple
a pesar del frío tan glacial.


Ana Muela Sopeña

LLOVIZNA Y SORTILEGIO

*
A veces por las calles veo el mundo
sumergido en el caos de la memoria,
desciendo laberintos sin historia
y miro fijamente a un vagabundo.

Como Melmoth me siento, el errabundo,
pues diviso mi vida como noria
más allá del placer, dedicatoria
destinada a un buen trol del inframundo.

Quisiera serenarme en la ciudad
para soñar desnuda con el frío,
llovizna y sortilegio de mi piel.

Soy la mujer que busca la verdad
que pasa totalmente del vacío
y prefiere un abrazo que un papel.


Ana Muela Sopeña

MEMORIAS

*
Los amigos se marchan en silencio
por las calles dormidas y el olvido
a través de momentos de sigilo
que se quedan bailando sobre el miedo.

Parece que hay memorias sin un sueño
abandonado a golpes, sin cariño,
más allá de las horas, clandestino,
alumbrando el reloj de los desvelos.

La muerte se aparece de repente
en mitad de los años de dolor,
para saber del pulso de las aguas.

Y de pronto pensamos en la suerte,
en aquel roce suave que marchó
convirtiendo el deseo en una estatua.


Ana Muela Sopeña

CÍRCULO DE MUNDOS

*
A veces el amor no es suficiente
para soñar despiertos con la luna.
Hace falta sentir las utopías
danzando sobre un círculo de mundos.
Arrastrar la belleza con las manos
al lugar donde nace
el centro creador de la experiencia.

A veces no sabemos que la vida
sólo puede vibrar en libertad.
Las jaulas no consiguen lo que buscan
por eso el matrimonio suele ser
una celda de miedo
donde el amor no vuela, sólo repta.

A veces los humanos
convertimos el oro en plomo gris
y luego nos quejamos de la suerte.

Recuperemos pronto
el orden de las cosas
porque todo se encuentra en nuestros códigos
genéticos de amor y creación.

Somos la fuente etérea y sideral
de las estrellas blancas y el Aleph.

Recordemos despacio nuestro reto:
recuperar la Tierra y su canción.


Ana Muela Sopeña

.


ÁRBOL SOLITARIO

*
El árbol solitario
con sus raíces ama la belleza
sumergida en el mundo del silencio.


Ana Muela Sopeña

RESCATE

*
Sombra de niebla
en tu piel de guerrero.
Rescate en círculo.

Luz en la herida.
El mundo es una lucha:
lo lograrás.


Ana Muela Sopeña

GOTAS

*
GOTAS DE SOMBRA

Fuego en la nieve.
Crepúsculo de sombras.
Luz en el sueño.

La Tierra gira
sobre un manto de arena.
Desolación.

Aire sutil
bajo la niebla un cuento.
Belleza fría.

Veo un nenúfar
en el lago dormido.
Un sortilegio.

GOTAS DE LUZ

El fuego se parece a la ciudad
que aguarda en laberintos al amor.

La Tierra canta siempre su canción
mientras un petirrojo mira al cielo.

El aire de la tarde se columpia
en la belleza oculta de la lluvia.

Sobre el agua siluetas de la luna.
Un sol de medianoche se presiente.


Ana Muela Sopeña

CINCO CUADROS

*
La noche sabe de hogueras,
de sombras llenas de miedo,
de verdades escondidas,
de siluetas en invierno.

Unas figuras pintadas
tenuemente bajo velos
se ven como iconos mágicos
más allá del gran enredo.

Una lágrima infinita
es símbolo de otro cielo
luminoso como estrella
atrapada entre los ecos.

Un bodegón en la luz
habla de todos los retos
dibujados muy despacio
contra la niebla de un sueño.

Los pinceles en un ánfora
parecen ser de otro tiempo,
aquellos amados años
donde todo era de fuego.


Ana Muela Sopeña

MATRIZ 42

*
El planeta lumínico se afana
por darnos las respuestas con sus signos.
Nos instruye paciente con sus cambios
y nos habla al oído sin cansarse.

Los activistas danzan sobre un sueño
de gran transformación de la conciencia.
Hay hombres y mujeres trabajando
por la infancia abusada
contra la pederastia
a favor de delfines y ballenas
contra la lluvia ácida
contra las nucleares
contra los armamentos
a favor de la vida y refugiados
contra todas las guerras
a favor de las víctimas
y contra los cultivos
transgénicos nocivos,
a favor del amor, contra secuestros...

También se esfuerzan duro cada día
todas las cuidadoras:
de niños
de mayores
de animales
de enfermos
de vacíos
de bebés
de pacientes que están agonizando
de personas en duelo
desquiciados
de gente desahuciada
de parados de larga duración
de hambrientos
indigentes
de los niños soldados
de presos
y de gente traicionada
de alcohólicos
de adictos a sustancias
de mujeres violadas
de los etiquetados
como enfermos mentales.
También los cuidadores
persiguen la utopía
de ayudar a las víctimas del lodo,
de cerrar los portales del Sol Negro
que conducen soberbios al abismo
de la degradación...

Millones de los seres de la luz
bailan entre nosotros como antorchas.
Meditan
rezan
cantan
danzan
hablan
con palabras y gestos sanadores.
Construyen campos mórficos de cambio
son semillas del mundo sideral.

Hay magas aprendiendo a ser de agua,
mujeres invisibles que transmutan
el caos de las ciudades en fractales.
Las mentiras boscosas
en transparencia alada.
Las relaciones llenas de violencia
en puntos de sinergia,
en burbujas muy suaves de custodia y amparo,
en pura sincronía,
en explosión
de nuevos universos más amables...

Hay hombres del Aleph
fuertes
viriles
protectores de todos los que sufren.
Guerreros de conciencia
comprometidos siempre
con esa evolución del ser humano
anclada sobre rocas, minerales
y un adn abierto a las estrellas...


Ana Muela Sopeña

domingo, 25 de febrero de 2018


MATRIZ 33

*
La ciudad permanece silenciosa
mientras los hombres negros de la noche,
metidos en sus máscaras de plomo,
salen de los tugurios,
borrachos como ángeles malditos
que un día se extraviaron en el limbo
de las contradicciones.

Y las mujeres blancas
abiertas en el humo de su piel,
con sus compras ocultas
intentando borrar los años grises,
para volver de nuevo
a la época dorada, prenupcial...

Los hombres blancos abren los portales
de sus casas de ensueño
robadas al latido del esclavo
que trabaja por nada
hasta la extenuación.

Y las mujeres negras, buscavidas,
de todos los colores y tamaños,
bebiendo en las infames
barras americanas
como si hubiera un mundo divertido
que ofrecer al frustrado hombre ávido,
cuando todo es mentira
pero la sordidez tiene más luz
que el día a día oscuro que nos venden
en la televisión y en los periódicos.

Hombres blancos
mujeres de colores.
Hombres negros
mujeres invisibles.

Mujeres de la Luna.
Hombres sin alma.

Mujeres de Saturno.
Invisibles varones adictos a la nada.

Caleidoscopio abierto a cualquier cosa
mientras un carillón
de una iglesia de barrio
toca su melodía en las horas sagradas,
sombrías
como el viejo corazón
que nos hace insensibles
a este film trepidante en el delirio
que parece ser vida
aunque tan sólo sea
la matriz 33,
la burbuja de un mundo que se muere
sin pensamiento crítico, sin lágrimas,
y sin la extremaunción de nuestro espíritu.


Ana Muela Sopeña

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Nota:
Los adjetivos "negro" y "blanco" se emplean aquí en sentido figurado. No hacen referencia al color de la piel.

LA GRIPE

*
Del cielo caen virus asesinos
que nos matan sin grandes titulares.

Los chemtrails nos fumigan
y nos dejan desnudos e indefensos
ante los planes malos, demoniacos,
de los que buscan sólo el poder.

Salgo a la calle y tosen en el metro,
en el ambulatorio
hay una cola de pacientes.
Todos con varios síntomas de gripe,
pero nadie con todos.
Esta gripe es moderna, es de diseño.
Hay que limpiar el aire y la conciencia.
Erradicar los chemtrails que nos diezman
sin embargo los médicos (con todos mis respetos)
recetan sin parar
paracetamol e ibuprofeno.
Analgesia del alma
y antiinflamatorios
para el grito directo
contra los que nos hacen ser esclavos,
zombis robotizados que no hablan.
No tenemos la gripe
como algo accidental.
Nos la echan en el aire y en el agua.
No soy conspiranoica...
simplemente es control poblacional
que se ha ido de las manos.

La gripe nos iguala.
Tienen gripe los pobres y los ricos.
Tenemos gripe todos.

Por el aire los virus nos hermanan
pero lo maquiavélico
es que están orquestando una pandemia
y no nos damos cuenta.

Es algo terrorífico que nos arrojen tóxicos
desde miles de aviones:
aluminio
bacterias
virus
bario
y yoduro de plata
adn mutado
ácido carbónico
óxido de zinc
y perclorato amónico
butano
isobutano
y propano
freones
y polímeros
amoníaco
smart dust
la gripe A
y el litio
ácido sulfúrico
nanopartículas metálicas
también cloruro cálcico
dióxido de plomo
azufre
y diatomita
y qué se yo cuántos venenos más...

Demonios encarnados
que dicen que lo hacen
para que llueva más,
para que llueva menos.

Y hablan - como si fuera algo real-
de algún calentamiento
luego dicen que no, que viene el frío.
Hablan de glaciación en el planeta.

Lo cierto es que provocan lo que quieren.

No es algo que sucede.
Es algo provocado.
Y se quedan tan anchos como si ellos pudieran
envenenar el agua y no beber,
pero sus propios hijos morirán.
Como si ellos pudieran
envenenar el aire y aguantar,
no respirar los tóxicos que vierten.
Pero sus propios hijos morirán
por el aire letal, irrespirable.

¿Acaso les da igual su descendencia?
Es que piensan que el mal es para otros.
Pero el aire y el agua nos hermanan.
Y viviremos todos
cuando abramos la mente al despertar
o moriremos todos en silencio
como la rana ingenua
que calientan despacio
en una olla grande de agua fría
y no puede saltar porque no sabe
que la están cocinando y va a morir,
no se da cuenta a tiempo y cuando sufre
ya está fuera de juego... se acabó.

Blancas juegan y ganan...


Ana Muela Sopeña

martes, 20 de febrero de 2018


ERES MI LUZ

*
La noche se engalana con cristal
al tiempo que los sueños se hacen sombra.

Nadie espera despierto en su rincón
ondeando en lugares donde hay viento
casi sin molestar con un tictac,
hasta la estrella blanca de Zaniah
en mitad de la niebla, en una nube.

En paraísos llenos de merengue
se escuchan unos pasos con serpientes
tan llenos de promesas y confort,
al mismo tiempo empieza una tormenta.

Olas con una espuma de crepúsculo,
silencio de belleza con las lluvias
con espacios de mundos y un vivac.
Un segundo que luce con tutú
rugiendo como antaño en alta mar
a la vez que la vida es tu sonrisa.

Me gusta ver las fotos de tu álbum.
Alardeando siempre de ternura
se escuchan las canciones de los astros.

Te gusta ver el cielo en zigurat,
una rama pequeña de bambú.

Eres la luz abierta a lo que late
rápido entre los círculos del ser.
En las cumbres miramos mucha nieve
sobre la magia pura de los árboles.

Me gusta contemplarte en Alnilam
irradiando el amor de un colibrí.

La arena esconde el código abisal,
un pulso evanescente de grisú,
zumbido de las horas en la luz.


Ana Muela Sopeña