domingo, 25 de febrero de 2018

LA GRIPE

*
Del cielo caen virus asesinos
que nos matan sin grandes titulares.

Los chemtrails nos fumigan
y nos dejan desnudos e indefensos
ante los planes malos, demoniacos,
de los que buscan sólo el poder.

Salgo a la calle y tosen en el metro,
en el ambulatorio
hay una cola de pacientes.
Todos con varios síntomas de gripe,
pero nadie con todos.
Esta gripe es moderna, es de diseño.
Hay que limpiar el aire y la conciencia.
Erradicar los chemtrails que nos diezman
sin embargo los médicos (con todos mis respetos)
recetan sin parar
paracetamol e ibuprofeno.
Analgesia del alma
y antiinflamatorios
para el grito directo
contra los que nos hacen ser esclavos,
zombis robotizados que no hablan.
No tenemos la gripe
como algo accidental.
Nos la echan en el aire y en el agua.
No soy conspiranoica...
simplemente es control poblacional
que se ha ido de las manos.

La gripe nos iguala.
Tienen gripe los pobres y los ricos.
Tenemos gripe todos.

Por el aire los virus nos hermanan
pero lo maquiavélico
es que están orquestando una pandemia
y no nos damos cuenta.

Es algo terrorífico que nos arrojen tóxicos
desde miles de aviones:
aluminio
bacterias
virus
bario
y yoduro de plata
adn mutado
ácido carbónico
óxido de zinc
y perclorato amónico
butano
isobutano
y propano
freones
y polímeros
amoníaco
smart dust
la gripe A
y el litio
ácido sulfúrico
nanopartículas metálicas
también cloruro cálcico
dióxido de plomo
azufre
y diatomita
y qué se yo cuántos venenos más...

Demonios encarnados
que dicen que lo hacen
para que llueva más,
para que llueva menos.

Y hablan - como si fuera algo real-
de algún calentamiento
luego dicen que no, que viene el frío.
Hablan de glaciación en el planeta.

Lo cierto es que provocan lo que quieren.

No es algo que sucede.
Es algo provocado.
Y se quedan tan anchos como si ellos pudieran
envenenar el agua y no beber,
pero sus propios hijos morirán.
Como si ellos pudieran
envenenar el aire y aguantar,
no respirar los tóxicos que vierten.
Pero sus propios hijos morirán
por el aire letal, irrespirable.

¿Acaso les da igual su descendencia?
Es que piensan que el mal es para otros.
Pero el aire y el agua nos hermanan.
Y viviremos todos
cuando abramos la mente al despertar
o moriremos todos en silencio
como la rana ingenua
que calientan despacio
en una olla grande de agua fría
y no puede saltar porque no sabe
que la están cocinando y va a morir,
no se da cuenta a tiempo y cuando sufre
ya está fuera de juego... se acabó.

Blancas juegan y ganan...


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Desgarradora inapelable poesía sobre las contradicciones del discurso reinante (una gripe en sí misma) que a diario nos inoculan desde el poder siempre entre tinieblas.

No sólo es así como lo pintas, Ana. Incluso algunos de los tratamientos que prescriben hacen realidad aquello que cantaba Lou Reed en su estremecedora "Sword of Damocles".

Me has sacudido y hecho pensar en dosis iguales, amiga.

Qué bueno que estés de vuelta. Abrazo!

Ana Muela Sopeña dijo...

Desgarradora es la realidad, Carlos.

La realidad supera a la ficción. Sólo tenemos que ver un noticiario.

Un beso grande
Ana