*
A veces por las calles veo el mundo
sumergido en el caos de la memoria,
desciendo laberintos sin historia
y miro fijamente a un vagabundo.
Como Melmoth me siento, el errabundo,
pues diviso mi vida como noria
más allá del placer, dedicatoria
destinada a un buen trol del inframundo.
Quisiera serenarme en la ciudad
para soñar desnuda con el frío,
llovizna y sortilegio de mi piel.
Soy la mujer que busca la verdad
que pasa totalmente del vacío
y prefiere un abrazo que un papel.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Impecable soneto, amiga. Envidiables profundos versos no exentos de misterio. Estás sembrada, Ana.
Abrazos y más abrazos.
Gracias, Carlos. Me agrada que te guste este soneto.
Un beso
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