domingo, 25 de febrero de 2018

MATRIZ 33

*
La ciudad permanece silenciosa
mientras los hombres negros de la noche,
metidos en sus máscaras de plomo,
salen de los tugurios,
borrachos como ángeles malditos
que un día se extraviaron en el limbo
de las contradicciones.

Y las mujeres blancas
abiertas en el humo de su piel,
con sus compras ocultas
intentando borrar los años grises,
para volver de nuevo
a la época dorada, prenupcial...

Los hombres blancos abren los portales
de sus casas de ensueño
robadas al latido del esclavo
que trabaja por nada
hasta la extenuación.

Y las mujeres negras, buscavidas,
de todos los colores y tamaños,
bebiendo en las infames
barras americanas
como si hubiera un mundo divertido
que ofrecer al frustrado hombre ávido,
cuando todo es mentira
pero la sordidez tiene más luz
que el día a día oscuro que nos venden
en la televisión y en los periódicos.

Hombres blancos
mujeres de colores.
Hombres negros
mujeres invisibles.

Mujeres de la Luna.
Hombres sin alma.

Mujeres de Saturno.
Invisibles varones adictos a la nada.

Caleidoscopio abierto a cualquier cosa
mientras un carillón
de una iglesia de barrio
toca su melodía en las horas sagradas,
sombrías
como el viejo corazón
que nos hace insensibles
a este film trepidante en el delirio
que parece ser vida
aunque tan sólo sea
la matriz 33,
la burbuja de un mundo que se muere
sin pensamiento crítico, sin lágrimas,
y sin la extremaunción de nuestro espíritu.


Ana Muela Sopeña

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Nota:
Los adjetivos "negro" y "blanco" se emplean aquí en sentido figurado. No hacen referencia al color de la piel.

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

¿Un mundo que se muere sin que le sean perdonados sus actos?

Abrazo, Ana.

Ana Muela Sopeña dijo...

Así es... por nuestra inconsciencia.

La falta de empatía con nuestros congéneres y con los animales nos está matando.

Tampoco tenemos empatía con la Tierra. El agua, el aire... están polucionados y eso no es más que el reflejo de nuestra codicia y de nuestro modo de vida absurdo.


Un abrazo
Ana